2003 ES POSIBLE EL DESARROLLO SOSTENIBLE

C a RT a GLOB a L
L A T I N O A M E R I C A N A

Estudios en Globalización, Desarrollo y Sociedad Civil en América Latina
Julio de 2003, Nº 4

¿ES POSIBLE EL DESARROLLO SOSTENIBLE
EN EL ORDEN INTERNACIONAL EMERGENTE?

H.C.F. Mansilla

Investigador boliviano, doctor en ciencias políticas y
filosofía por la Universidad Libre de Berlín. Profesor en
diversas universidades de América Latina y Europa;autor
de numerosos estudios sobre desarrollo sostenible y
política, entre ellos una temprana crítica al desarrollismo
publicada en Venezuela en 1978.
Correo-e: hcf_mansilla@yahoo.com
El presente artículo está basada en la presentación
ofrecida en la mesa redonda sobre globalización
realizada en La Paz (Bolivia), el 1 de abril 2003, convocada por D3E, ECOS, Lidema, Academia de Ciencias de
Bolivia,Claes, ICIB y Mudes.

D3e

Comenzaré por las conclusiones. A comienzos
del siglo XXI se puede aseverar que el desarrollo
sostenible en el orden internacional contemporáneo es improbable. Y ello por varios motivos. En el
llamado Tercer Mundo una modernización acelerada y profunda es considerada como la prioridad de todos los esfuerzos colectivos. Ella constituye el núcleo de las nuevas identidadesnacionales y goza de una amplia legitimidad, que es
compartida por muy diferentes estratos sociales,
partidos políticos, sectores étnicos y corrientes
ideológicas. En América Latina todas las tendencias importantes del espectro político favorecen
un desarrollo modernizador integral — hoy en
día en el marco del proceso de globalización —, el
cual debería acortar la distancia frente a los países yaaltamente industrializados y, al mismo
tiempo, promover la paz social mediante la incorporación pacífica de los grupos menos favorecidos a la estructura productiva y distributiva1.
Esta visión que privilegia la modernización y,
sobre todo, sus aspectos materiales, conduce a una
economización de lo político y lo social. En torno

Desarrollo, Economía, Ecología, Equidad
América Latina

a elloexiste un dilatado consenso de opinión pública, que tiende a ver lo razonable exclusivamente en el incremento de los índices de producción,
productividad y consumo y a considerar el llamado crecimiento cero, por ejemplo, como algo
inaceptablemente negativo.
Lo cierto es que las exigencias de la población a
partir de mediados del siglo XX han tomado una
naturaleza tal que es imposible satisfacerlas sinun
aumento constante de la esfera económica. Y este
proceso de crecimiento continuo goza de una clara
superioridad frente a restricciones conservacionistas
y limitaciones dictadas por preceptos ecológicos.
Dicho de otra manera: el desarrollo económico incesante posee hoy una fuerza normativa tan poderosa
que hace inviable una concepción de ordenamiento
social que se someta a consideracionesmedio-ambientales, como es — muy parcialmente — la doctrina del desarrollo sustentable.
La segunda razón para poner en cuestionamiento
el desarrollo sostenible tiene que ver con el núcleo
mismo de esta concepción. Todas sus versiones
parten del axioma de que es posible y deseable un
crecimiento ad infinitum. Hasta su versión más
diferenciada — la doctrina original asociada al
llamado Informe Brundtland— estima que un decurso evolutivo calificable como positivo tiene
necesariamente que incluir un incremento continuo del ingreso per capita de la población, una
expansión de la estructura productiva, un aumento de la producción agropecuaria y un mejoramiento substancial de los servicios educativos y
de la seguridad social. Esta concepción teórica no
es proclive a pensar en límites y limitacionesrealmente serias. En la praxis la situación es similar.
Aunque la euforia estrictamente industrializante
ha amainado de manera perceptible en toda América Latina, se puede constatar que los procesos
de modernización y urbanización conforman el
núcleo de todo intento de desarrollo integral y,
por consiguiente, la porción esencial de la (nueva) identidad colectiva en casi todas las llamadas...