21 gramos

Veintiún gramos en forma de cenizas

Allí estaba Ella, frente a la ventana, frente a la que era su ventana. Había habido muchas distintas a lo largo de su corta vida, pero ninguna como esa, talvez los años la hicieron especial. Sin embargo había algo que nunca cambiaba allí. Y ese algo era la habitación. Siempre era la misma, con las mismas paredes cada vez más inexpresivas.
Y qué miraba.La respuesta era obvia, el horizonte, aquello que pensaba que tenía un final, que incluso llegaría a rozarlo con la punta de sus propios dedos y hasta llegaría a abrazarlo con sus propios brazos,oprimiéndolo contra el pecho, pero cuando llegase a ese final, vería que aún sigue, y podría seguir así durante una vida, durante un infinito entero, viendo como corre, como persigue algo que teóricamente,estaba delante suyo.
Dejando al margen lo incalcanzable e intangible, allí, como en cada típica habitación ,había una mesa, una mesa que al fin y al cabo no era como las demás, ninguna es igual enrealidad. Pero parece ser que llegó un día en que, por un motivo u otro, una de las patas quebró y como consecuencia todo lo que había sobre ella y la misma mesa cayeron, dejando tocadas el resto depatas. Desde entonces la habitación perdió algo, algo que ni mirar por la ventana solucionaba, ni las paredes expresaban.
Hasta que llegó un día en que Ella decidió salir a buscar algo con lo quepoder arreglar aquello que dejó todo tirado por los suelos de su habitación. Con cada salida encontraba algo, algo que no funcionaba eternamente, simplemente matenía la pata un tiempo. No era la soluciónfinal pero parecía ser un problema que tampoco tendría un final.
Ella trató de buscar algo más eficaz, y lo que encontró fue una recomendación. Le recomendaron hacer limpieza, quitarle peso a lamesa, así las patas soportarían el peso entre todas y ninguna quebraría. Así que Ella salió y creó una hoguera en la que quemar todo aquello que la mesa soportaba, una hoguera de la que sólo quedaron...