22 01 Kaufman
Ana María Kaufman
María Elena Rodríguez*
Introducción
La escritura de cuentos es una práctica habitual en nuestras escuelas. Todos
sabemos que la lectura y la producción escrita de textos pertenecientes a este
género ocupa muchas horas de la actividad en el aula. Sabemos también que,
en muchos casos, la reiteración de esta actividad año tras año no ha
contribuidode manera significativa al enriquecimiento de los niños en tanto
lectores y escritores. Muchas veces la costumbre nos conduce a repetir rutinas
sin reflexionar acerca de sus fundamentos y de sus alcances. Pero esa actitud
no es admisible desde la perspectiva de una didáctica que aspire a tener
ciertos fundamentos científicos.
La pregunta que se impone, entonces, sería ¿cualquier propuesta
didácticaes igualmente fecunda? Como consideramos que la respuesta a este
interrogante es negativa, hace unos años realizamos un proyecto didáctico de
escritura de cuentos en el aula para poner a prueba un camino alternativo de
intervención docente.
Antes de exponer los resultados de este proyecto, incluiremos algunas
reflexiones que guiaron nuestro trabajo.
¿Qué aprenden los niños cuando escribencuentos?
La primera respuesta que surge al formularse esta pregunta es: aprenden a
escribir. El aprender a escribir implica mucho más que apoderarse de un
instrumento. Sin embargo, con mucha frecuencia, en el ámbito escolar la
escritura es adquirida en los primeros años como una herramienta que luego
será usada, de manera prioritaria, para asentar datos a los que los alumnos
acudirán ulteriormente paraestudiar.
Consideramos que esta concepción es limitada y errónea, razón por la
cual, queremos rectificarla e introducir otras alternativas que pueden ponerse
en juego en el proceso de escritura, siempre y cuando exista la decisión
didáctica de intervenir sistemáticamente en la definición y el control del
contexto de producción.
Refutando el planteo escolar mencionado, Emilia Ferreiro (1979, 1999)demostró fehacientemente con sus investigaciones que la escritura no es
adquirida por el niño como un instrumento, sino que es encarada como un
auténtico objeto de conocimiento con el cual interactúa formulando hipótesis,
poniéndolas a prueba, enfrentando conflictos cognitivos, etc., tal como sucede
con cualquier otra construcción intelectual.
*
Ana María Kaufman, Universidad de Buenos Aires(UBA), Argentina. María Elena Rodríguez,
Universidad del Salvador (USAL), Buenos Aires, Argentina.
Además de esta visión que compartimos, enrolada en el marco teórico
de la epistemología y la psicología genética, queremos incluir aquí otro aporte
que proviene del campo de la psicología cognitiva. Marlene Scardamalia y Carl
Bereiter (1992) han propuesto dos modelos diferentes para caracterizar alacto de escribir. Dichos modelos fueron denominados por estos autores “decir
el conocimiento”, que corresponde a la manera en que escriben los novatos, y
“transformar el conocimiento”, que es el que ponen en juego los expertos.
Cuando los novatos acaban de escribir, su bagaje intelectual no se ha
incrementado: simplemente han asentado sobre el papel lo que ya sabían.
El segundo modelo, coloca en elescenario al lector. Con este modelo en
funcionamiento, no se trataría sólo de evocar y escribir sino de incluir una
representación del destinatario a fin de adecuar el texto a ese receptor
específico; la presencia virtual del lector revitaliza el propósito que guía la
escritura e incide directamente sobre la manera en que se procesará el texto.
Esta inclusión del espacio retórico incidefavorablemente en la transformación
del conocimiento: cuando ese texto está terminado, su autor sabe más sobre
el escribir y sobre el contenido conceptual que ha desarrollado de lo que sabía
al iniciarlo. Al encarar la escritura de un cuento que va a ser leído por otros,
los niños aprenden a escribir sobre mundos posibles y, también, transforman
su conocimiento.
Retomemos la pregunta inicial: ¿qué otros...
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