3 Fabulas
La ardilla y el caballo
de Tomás de Iriarte
FÁBULA XXXI
Mirando estaba un ardilla
a un generoso alazán,
que dócil á espuela y rienda,
se adestraba en galopar.Viéndole hacer movimientos
tan veloces y á compás,
de aquesta suerte le dixo
con mui poca cortedad:
Señor mío,
de ese brío,
ligereza,
y destreza
no me espanto;
queotro tanto
suelo hacer, y acaso más.
Yo soi viva,
soi activa;
me meneo,
me paseo,
yo trabajo,
subo y baxo,
no me estói quieta jamás.
El paso detiene entoncesel buen potro, y mui formal,
en los términos siguientes
respuesta á la ardilla da:
Tantas idas
y venidas,
tantas vueltas
y revueltas
(quiero, amiga,
que me diga),¿son de alguna utilidad?
Yo me afano;
mas nó en vano.
Sé mi oficio,
en servicio
de mi dueño,
tengo empeño
de lucir mi habilidad.
Con que algunos escritoresardillas también serán
si en obras frívolas gastan
todo el calor natural.
El galán y la dama
El galán y la dama
de Tomás de Iriarte
FÁBULA XXXII
Cierto galán a quien París aclama,petimetre del gusto más extraño,
que cuarenta vestidos muda al año
y el oro y plata sin temor derrama,
celebrando los días de su dama,
unas hebillas estrenó de estaño,
sólo para probar con esteengaño
lo seguro que estaba de su fama.
¡Bella plata! ¡Qué brillo tan hermoso!,
(dijo la dama), ¡viva el gusto y numen
del petimetre en todo primoroso!
Y ahora digo yo: Llene un volumen
dedisparates un autor famoso,
y si no le alabaren, que me emplumen.
El caballerito
El caballerito
de Tomás de Iriarte
Tres potencias bien empleadas en un caballerito de estos tiempos.
Levántome alas mil, como quien soy.
Me lavo. Que me vengan a afeitar.
Traigan el chocolate, y a peinar.
Un libro... Ya leí. Basta por hoy.
Si me buscan, que digan que no estoy...
Polvos... Venga el...
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