3 precursores de kafka

Tres precursores de Kafka:
Hawthorne, Melville, James
Álvaro J. Peláez Cedrés

Introducción
A comienzos de los años cincuenta, Jorge Luis Borges redefinió el concepto de “precursor”, y habló en diversos lugares
de la peculiar relación que se da al interior de la historia
de la literatura. Desde su punto de vista, un precursor no
es, como lo definen los diccionarios, alguien quesimplemente está antes en la flecha del tiempo y que inaugura un
modo de pensar y de ver el mundo que otros seguirán con
posterioridad. En su opinión, un precursor es alguien que
pertenece a una familia de escritores determinada mediante
un carácter, una idiosincrasia. De cuándo provenga el rasgo
o rasgos que definen la familia, es irrelevante. Así, la historia
de la literatura no es una historialineal, sino una historia de
múltiples flechas que parten en múltiples direcciones desde
la obra de una multiplicidad de autores. Así, dice Borges:
“El hecho es que cada escritor crea a sus precursores. Su
labor modifica nuestra concepción del pasado, como ha de
modificar el futuro” (Borges, 1989: 89).
El ensayo en el que Borges propone esta forma de
entender la historia de la literatura setitula “Kafka y sus
precursores”, y allí propone una serie de autores que, como
él mismo dice, “se parecen a Kafka” (Ibíd: 89). En esa serie
coloca, entre otros, a Zenón y sus paradojas del movimiento; a Kierkegaard y sus parábolas religiosas; a León Bloy y
su pesimismo teológico.
En esta participación deseo referirme a otros tres posibles
precursores de Kafka. A diferencia de los autorestratados
por Borges, los cuales, como se habrá notado, muestran una
enorme heterogeneidad en tiempo y espacio, los que serán
objeto de mi análisis, se encuentran más unificados desde
tiempo

el punto de vista de estas variables. No obstante, independientemente de las circunstancias semejantes en que dichos
autores vivieron, mi propósito consiste en mostrar que en
todos ellos se prefiguranlos personajes kafkianos, entendidos
como tipos ideales, como modelos cuasiplatónicos. Como
ya he adelantado en el título de esta colaboración, se trata de
Nathaniel Hawthorne, Herman Melville y Henry James. Del
primero me referiré al personaje de Wakefield, del cuento
del mismo nombre; del segundo, a Bartlebly: el escribiente;
del último a John Marcher, de La bestia en la jungla.
WakefieldAlguien podrá decir que no es extraño encontrar semejanzas entre Hawthorne y Kafka, pues el orbe de Kafka es
el judaísmo y el de Hawthorne, las iras y los castigos del
Viejo Testamento. Para probar esto bastaría con considerar
las siguientes palabras de Hawthorne, hechas en alusión a
la herencia pecaminosa de sus antepasados: “No sé si mis
mayores se arrepintieron y suplicaron la divinamisericordia;
yo, ahora, lo hago por ellos y pido que cualquier maldición
que haya caído sobre mi raza, nos sea, desde el día de hoy,
perdonada” (citado en Borges, 1989: 49). Hawthorne ansía
el perdón, el perdón por un pecado que no cometió. Y ansía
el perdón para que su vida sea posible, para no cargar con
la mancha que se volverá un estigma a los ojos de todos,
como se volvió la letraescarlata para Hester Prynne, de
la vieja Salem, o el velo negro en el rostro del reverendo
Hooper. Asimismo, cuando Miss Hepzibah Pyncheon, la
anciana protagonista de La casa de los siete tejados, decide
comenzar una nueva vida, también se encomienda al cielo:
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LABERINTO

“Inaudible el crujir de sus entumecidas rodillas, cuando
se arrodilló junto al lecho. E inaudible también para todooído mortal, aunque escuchado por un amor enteramente
comprensivo y con piedad en los más hondo del cielo, ese
rezo casi agónico –ya cuchicheado, ya dicho en un gemido,
ora trocado en un silencioso forcejeo– con que imploró la
ayuda del cielo para ese día” (Hawthorne, 1944: 41).
Sin embargo, independientemente de las semejanzas
contextuales entre Hawthorne y Kafka, mi interés no
consiste...