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EDICIONES KIWI, 2012
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Editado por Ediciones Kiwi S.L.
Título original: Pure
Publicado originalmente en Estados Unidos por Spencer Hill
Press.
© 2012 Jennifer L. Armentrout
© de la cubierta: Borja Puig
© de la fotografía de cubierta: Istockphoto
© de la traducción: Verónica Blázquez
© Ediciones Kiwi S.L.
No se permite la reproduccióntotal o parcial, así como la modificación de este libro por cualquier medio mecánico, por fotocopia,
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de los titulares del copyright. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Arts. 270 y siguientes del Código Penal).
Capítulo 1
Me quedé mirando el techo del gimnasiomientras veía bailotear pequeños puntitos negros ante mis ojos. Tío, no veas cómo me
dolía el culo. Normal, después de aterrizar sobre él unas cincuenta
veces. Lo único que no me ardía de dolor era la cara; aunque lo
hacía por otra razón distinta.
No me estaba yendo muy bien la clase de «lucha callejera». El
estilo de lucha mano a mano no era precisamente instintivo. Todos
mis músculos gritaron dedolor cuando me levanté de la colchoneta y me puse frente a nuestro Instructor.
Se pasó la mano por el pelo, que empezaba a clarear. Al Instructor Romvi se le veía indignado con toda la clase.
—Si hubiese sido un daimon, ahora estaría muerta. ¿Lo entiende? Muerta, no viva, Señorita Andros.
Como si hubiese alguna otra definición de muerta que no conociese. Rechiné los dientes y asentí con lacabeza.
Romvi volvió a lanzarme una mirada mordaz.
—Es difícil creer que haya algo de éter en usted, Señorita Andros. En usted, la esencia de los dioses es un desperdicio, y por
cómo lucha podría ser incluso una mortal.
¿No había matado ya tres daimons sedientos de éter? ¿Acaso
eso no valía para nada?
—Póngase en guardia y mantenga los ojos atentos al movimiento de los músculos. Ya conoce el ejercicio—ordenó.
Me giré hacia Jackson Hands, un rompecorazones del Covenant y mi actual oponente. Tan moreno y con esos ojos oscuros y
sexys, podía llegar a ser muy turbador.
Jackson me guiñó un ojo.
Entrecerré los míos. No podíamos hablar durante los combates. El Instructor Romvi pensaba que eso te alejaba del realismo
de las peleas. En realidad, no era Jackson y su esplendor la razón
por la que no dejabade recibir sus patadas frontales y giratorias,
sino esa.
La razón de mi fracaso total estaba apoyada en la pared de la
sala de entrenamientos. Unas ondas oscuras caían sobre su frente
por encima de esos ojos gris oscuro. Podría decirse que Aiden St.
Delphi necesitaba un corte de pelo, pero a mí me encantaba ese
look salvaje que llevaba últimamente.
Un instante después, nuestras miradas seencontraron. Aiden
volvió a la posición a la que me tenía tan acostumbrada: esos brazos tan bien definidos cruzados sobre el pecho y las piernas abiertas. Observando, siempre observando. Ahora con su mirada me
estaba diciendo que debería prestar atención a Jackson, no a él.
Sentía cómo algo se arremolinaba dentro de mí, otra cosa a la
que me había acabado acostumbrando. Me pasaba cada vez que
posabamis ojos en él. No era solamente por la curva casi perfecta
de sus pómulos o por cómo su sonrisa hacía que se insinuasen un
par de hoyuelos en su cara. O ese cuerpo suyo perfectamente trabajado.
Salí de mi ensoñación justo a tiempo, bloqueando la rodilla
de Jackson con un fuerte movimiento de brazo, y luego dirigí un
golpe seco contra su garganta. Jackson lo neutralizó fácilmente.
Íbamos dandovueltas en círculos, lanzándonos golpes y esquivándolos. Se echó atrás, dejando caer los bazos a los lados. Vi mi oportunidad y fui a por ella. Dándome la vuelta, apunté con la rodilla
hacia su zona abdominal. Jackson se lanzó hacia un lado, pero no
lo suficientemente rápido. Le di bien fuerte en el estómago.
Sorprendentemente, el Instructor Romvi aplaudió.
—Bien.
—Oh, mierda —Caleb Nicolo, mi...
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