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LA FORMACIÓN DECONCEPTOS EN CIENCIAS Y
HUMANIDADES
Pablo González Casanova
Coordinadores]
Marcos Roitman Rosenmann
Prólogo de Jaime Labastida

LA COMUNICACIÓN EN LAS CIENCIAS SOCIALES Y LOS CONCEPTOS PROFUNDOS
PABLO GONZÁLEZ CASANOVA
Algunos de los conceptos de los que no se habla y en que se cree no pensar, sirven, sin embargo, para pensar, hablar y actuar. Entre esos conceptos no sólo seencuentran los que por execrables son tabú sino los que constituyen nuestras creencias y objetivos más profundos y más entrañables. El doble pensar, hablar y actuar no es propio de una sola cultura, ideología o teoría, y está muy lejos de limitarse al acto de engañar o mentir. Todas las culturas e ideologías viven la palabra que alude y elude, que tiene sentido directo y otro indirecto, uno denotativoe indicativo y otro connotativo o adicional. Con el agravante de que la dualidad de los conceptos profundos y explícitos se da desde distintas perspectivas culturales, ideológicas y teóricas y desde distintas posiciones sociales y políticas. Los intentos de superar el pro­blema han sido y son muchos. Todos destinados al fracaso.
Al bíblico ideal de un lenguaje único y perdido se añade el no menosantiguo de "una discusión implacable" que "con un rigor constante y a través de traducciones y analogías muy alejadas entre sí [...] lleve a una interpretación total". Este es el ideal del conoci­miento matemático, bellamente expresado por Paul Valéry.
Lo cierto es que Valer)' pensaba en una sola matemática, la cual se ha roto en más de tres mil cuatrocientas áreas tan distintas a me­nudo que losmatemáticos no se entienden entre sí. Establecer puen­tes se ha convertido, también para ellos, en un objetivo central.
En ciencias sociales, como en las "exactas" o "duras" no tenemos por qué aspirar al viejo sueño de una ciencia y un lenguaje unificado. Menos a una teoría y a un solo método como quería John Dewey.1 Y
1 Sobre algunos fracasos de ese sueño véase Peter Galison y DavidJ. Srump(eds.), The Disunity ofscience. boundaries, cotitexts andpowei; Stanford, University Press, 1996: 4-9.
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PABLO GONZÁLEZ CASANOVA
si nos proponemos dejar la política a la puerta de los recintos cien­tíficos, vamos a cometer el mismo error que cometió el "Círculo de Viena" y el anstromarxista Otto Nenrath. La política estaba dentro del círculo. Tampoco tenemos por qué caer en el Babel de algunascorrientes posmodernistas, que inspiradas en Foucault consideran que la única "verdad" posible depende del poder, lo cual sólo es cierto si se admite la posibilidad y la necesidad de un poder moral alternativo, emergente, por cuya hegemonía quepa luchar al estilo gramsciano o posgramsciano. En todo caso, al abordar el tema de la comunicación en ciencias sociales necesitamos abandonar la creenciaen una ciencia y un lenguaje unificados, o la opuesta, tam­bién falsa, de esa anarquía del conocimiento y el lenguaje que sólo el poder establecido supera.
Al plantearnos el problema de la comunicación en ciencias socia­les debemos reconocer las necesarias diferencias entre lo manifiesto y lo profundo de los discursos científicos que son inevitablemente políticos. Y reconocer las necesariasdiferencias de civilizaciones, cul­turas, ideologías y teorías. La nuestra es una época que exige aceptar las diferencias, entre otras las culturales. Pero éstas no son las más difíciles de vencer. La comunicación en ciencias sociales encuentra obstáculos parecidos, e incluso mayores en una misma civilización o cultura. "Un idioma común nos separa" dijo una vez el inglés Bernard Shaw refiriéndose a losestadunidenses. Con más razón podría haberlo dicho de los sociólogos: una misma sociología nos separa. En una misma cultura e idioma, las relaciones conceptuales entre teorías "casi nunca son exactas". Es más, dentro de la misma escuela las formulaciones e interpretaciones de conceptos llegan a variar mucho sin que sus integrantes logren necesariamente con­senso mediante los sistemas de prueba y...