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Texto: Naobi Chan
Edición del Texto: Larosaderosas
Portada: Gabreiela Mercado

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Relatividad: Cualidad de las cosas que

no se considera de una manera absoluta
si no dependiendo de una serie de factores,
elementos o circunstancias.

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PARTE I

“Un matrimonio de conveniencia es un matrimonio en el que las dos personas no se convienen en absoluto”,
Oscar Wilde.

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CAPÍTULO 1

Seattle, 5de abril de 2009.

—No puedo creer que me estés hablando en serio —murmuró Elizabeth Price mirando a
su padre con los ojos entrecerrados y soportando estoicamente las ganas de llorar.
—Hemos estado hablando y creemos que es lo mejor —contestó él sin mostrarse
intimidado ante la mirada de su hija.
—¿Lo mejor para quién? Porque estoy completamente segura de que no pensabais en
nosotros cuandoplaneasteis todo esto —gruñó de nuevo.
—Cariño —exhaló Simon ya sin energía, era la quinta vez que explicaba eso para h acer
entrar en razón a su hija, la cabezota de su hija—, entiende las dificultades por las que
estamos pasando, nos estamos enfrentando a una crisis mundial, unificar las dos compañías
es la mejor opción.
—Pero un matrimonio concertado no es la mejor opción —masculló cruzándose debrazos.
—Si nos asociamos seremos más fuertes, sí, pero si os casáis no solo será una sociedad, será
como si fuese una sola compañía y nadie podrá con nosotros —explicó ahora David Boid,
tomando la palabra por primera vez en la conversación.
—Hay un comprador muy importante interesado en las acciones de David —explicó Simon
una vez más—, lo que quiere pagar es un insulto al trabajo duro que hemos hechodurante
tantos años. De este modo ayudaremos a Industrias Boid y a nosotros mismos, porque
estoy seguro de que ese mismo comprador, u otro cualquiera, nos hará la misma oferta a
nosotros por la misma cantidad irrisoria.
Elizabeth se puso en pie y comenzó a dar vueltas por la sala de juntas en la que estaban
reunidos, se acercó a uno de los ventanales y miró a lo lejos, estaba anocheciendo enSeattle
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y la bahía se estaba tiñendo de matices rojos y dorados. Lo que estaba escuchando de boca
de su padre le parecía totalmente absurdo, ella no quería casarse todavía, no con Daniel y
mucho menos, hacerlo porque le estaban obligando.
—Os habéis vuelto locos —murmuró sin energía y dejó que su frente golpease el cristal
levemente.
—Hija, tan solo escucha, no es algo que hayamos decidido ayer,llevamos un tiempo
hablando con los asesores y ellos también creen que es lo correcto —añadió de nuevo
Simon.
—Estáis locos... —repitió con la frente todavía en la ventana.
—Locos estaríamos si no intentásemos hacer nada —musitó David.
Una boda… una estúpida boda que arruinaría su vida para siempre.
—¿Y mamá que opina sobre esto? —preguntó utilizando su último recurso y girándose para
enfrentar alos tres presentes.
—Se lo expliqué anoche y… ella estará de acuerdo con lo que tú decidas —aseveró su
padre.
—¡Estupendo! —chilló alzando los brazos al aire—. Todos estáis en mi contra ¿y qué se
supone que debo hacer? Si acepto seré infeliz el resto de mi vida y si me niego, seré la
culpable si ambas compañías quiebran —las lágrimas que llevaba ya un largo rato
soportando amenazaron de nuevo consalir, pero apretó la mandíbula con fuerza y lo evitó.
Caminó hasta situarse de nuevo junto a la mesa y apoyó ambas manos en el respaldo de la
silla que ella misma había ocupado minutos antes—. ¿Tú qué piensas de todo esto? —
preguntó en un gruñido mirando al único que no había hablado en la larga hora que
llevaban reunidos.
El implicado estaba tan solo a un par de metros de ella, sentado contranquilidad en una de
las sillas de la enorme sala y mantenía los brazos sobre la mesa. Su cabello negro estaba
perfectamente cortado y su piel de color tostado era una la combinación perfecta con su
oscura mirada. Él la observó con una disculpa en los ojos y la barbilla de Elizabeth
comenzó a temblar por el llanto que todavía contenía sabiendo ya lo que iba a contestar,
negó levemente con la cabeza...