37 Relatos Para Leer Cuando Estes Muerto Kutuzov Igor

Páginas: 163 (40546 palabras) Publicado: 10 de octubre de 2015
37 RELATOS PARA LEER
CUANDO ESTÉS MUERTO
de Igor Kutuzov
Igor Kutuzov (Barcelona, 1973) es
un gran admirador de los novelistas
británicos, desde H.G. Wells hasta
Stevenson, pasando por Conrad, Orwell,
J.G. Ballard, entre muchos otros, que se
distinguen por su esfuerzo en contar
historias con sencillez y claridad.
E s también el autor de la saga de
a v e ntur a s Antigua Vamurta , cuyo

primerlibro ya está a la venta publicado
por la editorial Grupo Ajec, disponible
en librerías y Amazon en formato ebook.
Correctora: Victoria Kutuzov.
Diseño y fotografía de portada: Olga
Kutuzov.

La editorial Las Cajas de Dios es de
ámbito universal.
Barcelona, 21 de febrero de 2012.
Todos los derechos en el reservado.
Libro registrado en la Propiedad

Intelectual de la Generalitat
Catalunya, 06febrero de 2012.

de

Índice
I. 37 Relatos para leer en el váter,
tomando café o viajando en un tren
fantasma. Incluso para leer una vez
muerto.
1. Trenes veloces
2. El Secreto
3. Siesta
4. El estanco
5. Sard
6. Pliegues de mujer
7. La entrevista
8. La fiesta
9. Buenas amigas
10. Guerra Civil
11. Con prisas y a lo loco

12. Sí me acuerdo
13. La luna y la pelota
14. Un largo fin de semana
15. Lalanza
16. Nobleza
17. E la nave va
18. Infieles
19. Cena de nochebuena
20. Dolor de cabeza
21. En el Lidl
22. La tele
23. La bicicleta
24. Piénsalo
25. Más se perdió en la guerra
26. Ikea
27. Patio de Luces
28. El dragón y las princesas tristes
29. La mujer pantera

30. Las cucarachas
31. Fondo de piscina
32. Ruido de fondo
33. Ser hombre
34. Vida Matrimonial
35. Prosa Mojada
36. El bucle de Sofía
37.La última cena.
II. Del extraño y fascinante mundo
de Antigua Vamurta
38. El canto de Ulam
39. Taonos
40. Los Pueblos del Mar
41. La noche de Ermesenda
42. La mujer de nieve

1. - Trenes veloces
En el pueblo volví a oír tu nombre.
Tras tanto. Que habías vuelto de la
capital. Tú que eras el listo y el guapo
del pueblo. Que no se te reconocía, que
volviste como una encina calcinada. No
sé sirecordarás las tardes de verano en
la laguna, cuando salíamos del agua y
nos tumbábamos sobre la arena ardiente
a esperar la noche como si nada
existiera. Me contaron de ti y te soñé.

Porque no pude imaginarte. No, tras
verte partir hacia Madrid como uno de
esos trenes que cruzan veloces la
llanura. Uno de esos trenes que olvidan
la astilla del campanario del pueblo
entre la infinitud de los camposamarillos.
Y por eso, al verte pasar esta
mañana, con una sonrisa brillante,
pregunté sobre ti. Me han dicho que
vives en la cabaña del lago, que cazas
pajarillos, que tu huerto es un vergel y
que has aprendido a hablar con las
abejas. ¿Vuelves a ser aquel que fuiste?

Qué vistes, qué no supiste hacer. Lo que
te pasó. Te veo, otra vez, bajo la cúpula
de estrellas, dejando pasar las noches.
Quizádebería acercarme al lago para
darme un baño, otra vez.
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2.- El secreto
Échale un vistazo a una pirámide de
edad. A partir de los ochenta y tantos
solo quedan mujeres. No tienen horario,
como las tiendas de los paquis. Te las
puedes encontrar en grupos de tres a
siete horadando calles sin interés,
cruzando parques deshabitados. Ellas
van cogidas del brazo, a sus anchas,
desafiandoel viento hiriente de enero o
los rigores de agosto. La cuestión es

salir de paseo, ¡qué digo!, el tema es
campear, y pobre de tú si no te apartas,
pues en la manada las ancianas
encuentran su fuerza.
Yo las espero. No puede ser que al
final todo sea esto. A veces las sigo un
rato o me aproximo sin levantar
sospechas, como un espía del KGB en
paro, para saber qué cuchichean. Porque
ellasguardan algo. Sí, hace tiempo que
lo sé. En los últimos días no solo hay
campos sembrados, hay algo más. De no
ser así, para qué trabajar, levantarse por

las mañanas, hacer el café, lavar platos,
sonreír en el autobús, planchar
cuidadosamente el mantel tras la cena,
cuando ya no sabes bien ni qué querías
hacer hace unos años. Ellas son las
guardianas de El Secreto. Incluso, a
veces, siento la...
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