401e5d46c4e37b37b7e52ac5c41304abafe820bb

Páginas: 243 (60669 palabras) Publicado: 10 de junio de 2015
LAS AVENTURAS DEL CAPITÁN ALATRISTE
ARTURO PÉREZ-REVERTE
A Antonio Cardenal, por diez años de amistad, cine y estocadas.
¿Qué se saca de aquesto? ¿Alguna gloria?
¿Algunos premios, o aborrecimiento?
Sabrálo quien leyere nuestra historia.
Garcilaso de la Vega.
«Ya estamos muy abatidos, porque los que nos han de honrar nos
desfavorecen. El solo nombre de español, que en otro tiempo
peleaba y con lareputación temblaba de él todo el mundo, ya por
nuestros pecados lo tenemos casi perdido...»
Cerré el libro y miré a donde todos miraban. Después de varias
horas de encalmada, el Jesús Nazareno se adentraba en la
bahía, impulsado por el viento de poniente que ahora henchía
entre crujidos la lona del palo mayor. Agrupados en la borda del
galeón, bajo la sombra de las grandes velas, soldados ymarineros señalaban los cadáveres de los ingleses, muy
lindamente colgados bajo los muros del castillo de Santa
Catalina, o en horcas levantadas a lo largo de la orilla, en la
linde de los viñedos que se asomaban al océano. Parecían
racimos de uvas esperando la vendimia, con la diferencia de que
a ellos los habían vendimiado ya. –Perros –dijo Curro Garrote,
escupiendo al mar. Tenía la piel grasienta ysucia, como todos
nosotros: poca agua y jabón a bordo, y liendres como garbanzos
después de cinco semanas de viaje desde Dunquerque por
Lisboa, con los veteranos repatriados del ejército de Flandes. Se
tocaba con resentimiento el brazo izquierdo, medio estropeado
por los ingleses en el reducto de Terheyden, contemplando
satisfecho la restinga de San Sebastián; donde, frente a la ermita
y su torrede la linterna, humeaban los restos del barco que el
conde de Lexte había hecho incendiar con cuantos muertos
propios pudo recoger, antes de reembarcar a su gente y retirarse.
–Han ajustado lo suyo –comentó alguien. –Más lucido sería el
cobro –apostilló Garrote– si nosotros llegáramos a tiempo. Se le

traspasaban las ganas de colgar él mismo algunos de aquellos
racimos. Porque ingleses yholandeses habían venido sobre
Cádiz una semana atrás, tan prepotentes y sobrados como
solían, con ciento cinco naves de guerra y diez mil hombres,
resueltos a saquear la ciudad, quemar nuestra armada en la
bahía y apoderarse de los galeones de las flotas del Brasil y
Nueva España, que estaban al llegar. Su talante vino más tarde
a contarlo el gran Lope de Vega en su comedia La moza de
cántaro, con elsoneto famoso: Atrevióse el inglés, de engaño
armado, porque al león de España vio en el nido... Y de esa
manera había llegado el de Lexte, taimado, cruel y pirata como
buen inglés –aunque los de su nación se adobaran siempre con
fueros e hipocresía–, desembarcando mucha gente hasta rendir el
fuerte del Puntal. En aquel tiempo, ni el joven Carlos I ni su
ministro Buckingham perdonaban el desplantehecho cuando el
primero pretendió desposar a una infanta de España, y se le
entretuvo en Madrid dándole largas hasta que terminó de vuelta
a Londres y muy corrido –me refiero al lance, que recordarán
vuestras mercedes, en que el capitán Alatriste y Gualterio
Malatesta estuvieron en un tris de agujerearle el jubón–. En
cuanto a Cádiz, a diferencia de lo que pasó treinta años antes
cuando el saco dela ciudad por Essex, esta vez no lo quiso Dios:
nuestra gente estaba puesta sobre las armas, la defensa fue
reñida, y a los soldados de las galeras del duque de Fernandina
se unieron los vecinos de Chiclana, Medina Sidonia y Vejer, amén
de infantes, caballos y soldados viejos que por allí había; y con
todo esto dieron tan recia brasa a los ingleses que se les estorbó
con buena sangría el propósito.De manera que, tras sufrir mucho
y no pasar de donde se hallaba, reembarcó Lexte a toda prisa,
conocedor de que en lugar de la flota del oro y la plata de Indias,
lo que venían eran nuestros galeones, seis barcos grandes y
otras naves menores españolas y portuguesas –en ese tiempo
compartíamos imperio y enemigos gracias a la herencia materna
del gran rey Felipe, el segundo Austria– todas con...
Leer documento completo

Regístrate para leer el documento completo.

Conviértase en miembro formal de Buenas Tareas

INSCRÍBETE - ES GRATIS