5. poder de la educacion - emilio Durkhen

Páginas: 12 (2920 palabras) Publicado: 28 de octubre de 2015
5.- PODER DE LA EDUCACIÓN. LOS MEDIOS DE ACCIÓN
Tras haber determinado los fines de la educación, no queda por determinar ahora cómo y en qué medida factible alcanzar dichos fines, es decir, cómo y en c medida la educación puede resultar eficaz. Desde el tema ha sido muy controvertido. Para Fontenelle, la buena educación hace el buen carácter, ni la mala destruye». Para Locke, para Helvetius,al contrario, educación es todopoderosa. Según este último, «todos hombres nacen iguales y con aptitudes iguales; tan si la educación crea las diferencias». La teoría que sustenta Jacotot es bastante afín a la anterior. La solución que da al problema depende de la idea que se tiene acerca de la importancia y de la naturaleza de las predisposiciones innatas, por una parte, y de la fuerza de los nde acción de que dispone el educador, por otra. La educación no hace al hombre partiendo de nada, tal como lo creían Locke y Helvetius; sino que se aplica a disposiciones ya existentes. Por otro lado, y de manera general, se puede dar por sentado que dichas tendencia congénitas son muy fuertes, muy difíciles de aniquilar de transformar radicalmente, pues dependen de condiciones orgánicas sobre lascuales el educador tiene influencia. Por consiguiente, en la medida en que dicen tendencias tienen un objeto definido, en que predisponen el espíritu y el carácter a adoptar modos de actuar y pensar estrechamente determinados, todo el futuro individuo se halla fijado por adelantado, y limitado campo de acción le queda a la educación. Pero, afortunadamente, una de las características hombre es quelas predisposiciones innatas son en él generales y muy vagas. En efecto, el tipo de la predisposición concreta, rígida, invariable, que no deja lugar a acción de las causas exteriores, es el instinto. Y cabe preguntarse si existe en el hombre un único instinto propiamente dicho. Se habla a veces del instinto de conservación, pero el término es impropio; pues un instinto es un sistema demovimientos o actitudes determinados, siempre los mismos, que, una vez desencadenados por la sensación, se imbrican de manera automática los unos sobre los otros hasta llegar a su término natural, sin que por ello la reflexión tenga que intervenir en ningún momento; sin embargo, los movimientos que hacemos cuando nuestra existencia peligra no poseen en absoluto esa determinación y esa invariabilidadautomática. Varían según las situaciones; las adecuamos a las circunstancias: por ende, es que no se realizan sin una determinada, aunque rápida, elección consciente. Lo que se ha dado en llamar instinto de conservación no es, al fin y al cabo, más que un impulso general de huir de la muerte, sin que los medios a través de los cuales tratamos de evitarla queden predeterminados de una vez para siempre.Ahora bien, no se puede decir otro tanto de lo que se llama a veces, y, por cierto no menos equivocadamente, el instinto maternal, el instinto paternal, e incluso el instinto sexual. Son éstos impulsos en una dirección; pero los medios por los cuales dichos impulsos se actualizan, varían de un individuo a otro, de una circunstancia a otra. Así pues, queda reservado un amplio margen a los tanteos,los acomodos personales y, consecuentemente, a la acción de causas que no pueden hacer sentir su influencia más que tras el nacimiento. Y, precisamente, la educación es una de esas causas. Se ha alegado, bien es verdad, que el niño heredaba a veces una tendencia muy acentuada hacia un acto determinado como, por ejemplo, el suicidio, el robo, el crimen, el fraude, etc. Sin embargo, esas aseveracionesno están de ningún modo acordes con los hechos. A pesar de todo cuanto se haya podido decir no se nace criminal, y aún mucho menos se está predestinado desde el nacimiento a cometer tal o tal tipo de crimen; la paradoja de los criminalistas italianos no cuenta ya, hoy en día, más que con escasos defensores. Lo que sí se hereda es un cierto desequilibrio mental que torna al individuo más...
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