50 SOMBRAS MAS OSCURAS
trabajo. Era una distracción bienvenida. El tiempo había volado en una
neblina de nuevos rostros, trabajo por hacer, y el Sr. Jack Hyde. El Sr.
Jack Hyde... me sonríe hacia abajo, sus ojos azules centelleando mientras se apoya
contra mi escritorio.
—Excelente trabajo, Ana. Pienso que haremos un gran equipo.
De alguna manera,me las arreglo para curvar mis labios hacia arriba en una
semblanza de sonrisa.
—Me voy, si eso está bien para ti —murmuro.
—Por supuesto, son las cinco treinta. Te veré mañana.
—Buenas noches, Jack.
Buenas noches, Ana.
Recogiendo mi bolso, me encojo de hombros en mi chaqueta y me encamino a la
puerta. Afuera, en el aire de la tarde en Seattle, tomo una respiración profunda. No
es suficiente parallenar el vacío en mi pecho, un vacío que ha estado presente
desde el sábado por la mañana, un doloroso vacío, recordatorio de mi pérdida.
Camino a la parada del autobús con la cabeza hacia abajo, mirando hacia mis pies
y contemplando la carencia de mi amada Wanda, mi viejo escarabajo... o el Audi.
Cierro la puerta de golpe inmediatamente a ese pensamiento. No. No pensaré en
él. Por supuesto. Puedopermitirme un coche… uno lindo, un nuevo auto.
Sospecho que ha sido demasiado generoso en el pago, y el pensamiento deja un
sabor amargo en mi boca. Lo descarto y trato de mantener mi mente entumecida y
tan en blanco como me es posible. No puedo pensar en él. No quiero empezar a
llorar otra vez, no en la calle.
El apartamento está vacío. Extraño a Kate. La imagino recostada en la playa enBarbados bebiendo un coctel frío. Enciendo la televisión de pantalla plana entonces
hay ruido para llenar el vacío y ofrecer alguna semblanza de compañía, pero no
estoy escuchando o viendo. Me siento y miro fijamente la pared de ladrillo. Estoy
entumecida. No siento nada excepto el dolor. ¿Cuánto tiempo soportaré esto?
El timbre de la puerta me despierta de mi angustia, y mi corazón da un vuelco.
¿Quiénpuede ser? Presiono el intercomunicador.
—Entrega para la Srta. Steele. —Una cansada, incorpórea voz responde, y la
decepción choca contra mí. Lánguidamente hago mi camino escaleras abajo y
encuentro a un joven masticando ruidosamente goma de mascar, sujetando una
caja de cartón grande, y apoyándose contra la puerta principal. Firmo por el
paquete y lo llevo escaleras arriba. La caja es enorme ysorprendentemente ligera.
Dentro hay dos docenas de rosas blancas de largos tallos recortados y una tarjeta.
Felicitaciones por tu primer día de trabajo.
Espero que estuviera bien.
Y gracias por el planeador. Fue muy considerado.
Tiene un lugar privilegiado en mi escritorio.
Christian
Miro fijamente la tarjeta tipeada, el agujero en mi pecho expandiéndose. No hay
duda, su asistente las envió.Christian probablemente tiene poco que ver con esto.
Es demasiado doloroso pensar acerca de ello. Examino las rosas. Son hermosas, y
no puedo obligarme a tirarlas a la basura. Obedientemente, hago mi camino dentro
de la cocina para tratar de encontrar un florero.
* * *
Y así la rutina continua: Levantarme, trabajar, llorar, dormir. Bueno, tratar de
dormir. No siempre puedo escapar de él en mis sueños.Ardientes ojos grises, su
mirada perdida, su cabello bruñido y brillante; todo me hechiza. Y la música…
muchísima música, no puedo soportar oír cualquier música. Tengo cuidado de
evitarla a toda costa. Incluso los Jingles de los comerciales me hacen estremecer.
No le he hablado a nadie, ni siquiera a mi madre o a Ray. No tengo la capacidad
para charla sin sentido ahora. No, no quiero nada de eso.Me he convertido en mi
propio estado aislado. Un mundo devastado, destruido por la guerra donde nada
crece y los horizontes son desolados. Sí, esa soy yo. Puedo interactuar
impersonalmente en el trabajo, pero es solo eso. Si le hablo a mamá, sé que me
romperé aún más, y no queda en mí nada que romper.
* * *
Encuentro difícil comer. Para la hora de almuerzo el miércoles, me las arreglo con
una...
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