564564
nosotros somos como la higuerilla, como esa planta salvaje que brota y se multiplica en los lugares más amargos y escarpados. Véanla cómo crece en el arenal, sobre el canto rodado, en las acequias sin riego, en el desmonte alrededor de los muladares. Ella no pide favores a nadie, pide tan solo un pedazo de espacio para sobrevivir. No le dan tregua el sol ni la sal de losvientos del mar, la pisan los hombres y los tractores, pero la higuerilla sigue creciendo, propagándose, alimentándose de piedras y de basura. Por eso digo que somos como la higuerilla, nosotros, la gente del pueblo. Allí donde el hombre de la costa encuentra una higuerilla, allí hace su casa porque sabe que allí podrá también él vivir.
Para Ribeyro queda claro y para nosotros también, cuando comienzacon estas palabras su cuento Al pie del acantilado. Si hay algún símbolo, algo en la naturaleza que identifique al hombre de pueblo, al hombre pobre, al peruano sin recursos, es esta planta que brota y se multiplica en los lugares más amargos y escarpados. Es inevitable no leer a Ribeyro y sentir una enorme conmoción. Él nos obliga, no nos da tregua, a imaginarnos, a identificarnos, a entenderqué es lo que significa ser pobre. La gente humilde no pide favores, tan solo un lugar para sobrevivir, una oportunidad para desarrollarse. La vida se abre paso contra viento y marea, contra vicisitudes y geografías adversas: si el peruano tiene alguna característica fundamental es que es un sobreviviente. Por eso nosotros hoy tomamos este nombre, en una era donde el mundo se ha monetizado, lasrelaciones humanas se encuentran comercializadas y el único Dios vigente es el dólar (en nuestro país ahora vivimos la fiebre del oro; Conga es nuestro toro de Moisés al cual rendimos culto enceguecidos por su brillo inútil). En este mundo donde quedan muy pocas cosas libres y el periodismo que se hace en la televisión, la radio y los periódicos, se muestra obsoleto, decadente; la necesidad desobrevivir a esto – a la superficialidad, la banalidad, la estupidez -, se hace ineludible. Hay que sobrevivir, es la consigna, y qué mejor símbolo que la higuerilla de Ribeyro. Y después de sobrevivir empezar a echar raíces, construir poco a poco los cimientos de algo distinto, de algo nuevo que hemos vivido durante ciento noventa años de república de los criollos que aplastaron nuestras raícesculturales como ahora pretenden los García, Burgos, Placencia, sobornados por grandes empresas transnacionales. Vendrán a echarnos, como al viejo del cuento y sus hijos, con tractores y policías, de eso no queda la menor duda. Entonces les recordaremos que somos como la higuerilla: salvajes y tenaces. Sobrevivir ya no será más una opción si no un estigma que habremos de llevar con satisfacción.Sobrevivir para que aún queden voces capaces de decir que sobrevivir no basta, sino vivir con dignidad, con libertad y soberanía.
El contexto en el que hoy nos toca vivir y comenzar este proyecto es el de un país convulsionado, al pie del acantilado, divido en sus opiniones, un país que sabe que puede dar más pero no cómo. Un país al que se le ha vendido la idea de que la minería, el tren eléctricoelevado, la modernidad indolente, es el salvoconducto al progreso, el último arcángel que traerá el Edén hacia nuestras tierras, la visa hacia una mejor vida. Por eso no podemos hacer la vista gorda y resulta necesario ya no solo ser espectadores, sino actores totalmente compenetrados con la vida política y cultural del país. Lo primero que habría que preguntarse es cuán cierto es el papel que juegala minería para nuestro desarrollo, si realmente significa todo aquello que los medios de comunicación y el Estado nos dicen. Si bien representa un porcentaje considerable de ingresos (lo cual genera empleos y divisas, es innegable), se les olvida decirnos, nótese el sarcasmo, los efectos negativos de esta actividad, efectos que no tiene solamente que ver con la contaminación medioambiental,...
Regístrate para leer el documento completo.