7 habitos
El capitán ya estaba hecho una furia. Espetó: «Conteste: Soy un acorazado. Cambie su rumbo 20 grados».
La linterna del interlocutor envió su último mensaje: «Yo soy un faro».
Cambiamos nuestro rumbo.
El cambio de paradigma experimentado por el capitán —y por nosotros mientras leíamos el relato— ilumina
lasituación de un modo totalmente distinto. Podemos ver una realidad que aparecía reem plazada por una
percepción limitada; una realidad tan importante para nuestra vida cotidiana como lo era para el capitán en la
niebla.
Los principios son como faros. Son leyes naturales que no se pueden quebrantar. Como observó Cecil B.
de Mille acerca de los principios contenidos en su monumental película Losdiez mandamientos: «Nosotros no
podemos quebrantar la ley. Sólo podemos quebrantarnos a nosotros mismos y en contra de la ley».
Si bien los individuos pueden considerar sus propias vidas e interacciones como paradigmas o mapas
emergentes de sus experiencias y condicionamientos, esos mapas no son el territorio. Son una «realidad
subjetiva», sólo un intento de describir el territorio.
La«realidad objetiva», o el territorio en sí, está compuesto por principios -«faro» que gobiernan el desarrollo
y la felicidad humanos: leyes naturales entretejidas en la trama de todas la sociedades civilizadas a lo largo de
la historia, y que incluyen las raíces de toda familia e institución que haya perdurado y prosperado. El grado de
certeza con que nuestros mapas mentales describen el territorio noaltera su existencia.
La realidad de tales principios o leyes naturales se vuelve obvia para todo el que examine y piense
profundamente acerca de los ciclos de la historia social. Esos principios emergen a la superficie una y otra vez,
y el grado en que los miembros de una sociedad los reconocen y viven en armonía con ellos determina que
avancen hacia la supervi vencia y la estabilidad o haciala desintegración y la destrucción.
Ninguno de los principios enseñados en este libro corresponde a una doctrina o religión en particular,
incluida la mía. Estos principios son parte de las principales religiones, así como también de las filosofías
sociales duraderas y de los sistemas éticos. Son evidentes por sí mismos y pueden ser comprobados fácilmente
por cualquier per sona. Es como sitales principios formaran parte de la condición, conciencia y moral humanas.
Parecen existir en todos los seres humanos, independientemente del condicionamiento social y de la lealtad a
ellos, incluso aunque puedan verse sumergidos o adormecidos por tales condiciones y por la deslealtad.
Por ejemplo, me estoy refiriendo al principio de la rectitud, a partir del cual se desarrolla todo nuestroconcepto de la equidad y la jus ticia. Los niños pequeños parecen tener un sentido innato de la idea de rectitud,
que incluso sobrevive a experiencias condicionadoras opuestas. La rectitud puede definirse y lograrse de
maneras muy diferentes, pero la conciencia que se tiene de ella es casi universal.
Entre otros ejemplos se cuentan la integridad y la honestidad.
Éstas crean los cimientos de laconfianza, que es esencial para la cooperación y el desarrollo personal e
interpersonal a largo plazo.
Otro principio es la dignidad humana. El concepto básico de la Declaración de Independencia de los
Estados Unidos evidencia este valor o principio. «Sostenemos que estas verdades son evidentes: que todos los
hombres han sido creados iguales y dotados por el Creador de ciertos derec hosinalienables, contándose entre
ellos los derechos a la vida, a la libertad y a la búsqueda de la felicidad.»
Otro principio es el servicio o la idea de contribuir. Otro es la calidad o excelencia.
Está también el principio del potencial, la idea de qu e tenemos una capacidad embrionaria y de que
podemos crecer y desarrollarnos, liberando cada vez más potencial, desarrollando cada vez más talentos....
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