ABANDONO GUAJIRO
La Guajira no muere de hambre, muere de abandono
Pobladores dicen que la sequía no es un asunto solo de hoy. Se suman el hambre y los
muertos
"En La Guajira no hay 'fenómeno del niño'. Aquí ese niño ya es un anciano", asevera la
voz firme de Matilde López, líder de la comunidad Wayuú, mientras el viento ondea en su manta roja y forma remolinos sobre sus hilos de colores.
Sus palabras traducen el escenario que la rodea: pastizales secos que se extienden
como un colchón amarillo pálido, árboles y matorrales reducidos a chamizos, un suelo
árido y resquebrajado, el fogonazo de 40 grados centígrados que azotan el ambiente,
la imposibilidad de encontrar siquiera una charca de agua; pozos, caños y ríos
colonizados por el polvo…todo, absolutamente todo en esta zona da la sensación de
que en cualquier momento la tierra va a empezar a arder. (
Vea imágenes de la sequía
que afecta a La Guajira
)
Un panorama agreste y desolador que refleja lo que muchas voces repiten como eco
en la región: aquí hace meses que no cae una sola gota de agua.
Pero Matilde continúa firme en su sentencia. La experiencia de la población wayúu le
dice eso: que el fenómeno del niño es cosa de hace años, que ese niño ya es un
anciano.
"Desde hace mucho tiempo este pueblo ha padecido de la falta de lluvia, lo que pasa
es que ahora quieren disfrazar nuestros verdaderos problemas con la sequía, como si nuestra comunidad no hubiera tenido que aprender a sobrevivir con unas cuantas gotas
de agua por décadas", dice esta mujer de cuerpo menudo, ojos negros y piel curtida, la
misma que hace dos años se metió de lleno en el trabajo social y se convirtió en líder
comunitaria de 147 rancherías de las 500 que pueden llegar a existir en los alrededores
del casco urbano de Riohacha, según sus propios cálculos.
"Aquí, toda la vida ha habido sequía, ha habido hambre y se han muerto los niños, pero
nadie se había atrevido a hablar. Si hay preocupación por las estadísticas de los
últimos meses, lo que había de ahí para atrás era catastrófico", añade Matilde.
Y no. No es la escasez de lluvia lo que amenaza a La Guajira. Es elabandono estatal,
la corrupción que no ha permitido que lleguen los recursos, la falta de inversión social,
el hambre y la creciente mortalidad infantil (las cifras oficiales señalan que, entre 2008
y 2013 murieron 4.112 niños en el departamento por desnutrición y enfermedades de la
infancia que pudieron prevenirse). Así lo señala Juan Bonivento, un indígena de la
ranchería Malawaika, ubicada a una hora del casco urbano de Riohacha, donde algunos de sus pobladores aseguran que ya son seis los niños que han muerto este
año por desnutrición y enfermedades respiratorias o intestinales.
Basta una mirada a la docena de pequeños que merodean en la escena para confirmar
que el riesgo está latente: pelo de dos colores por la carencia de nutrientes, ojos
hundidos, estómagos abultados, huesitos forrados en la piel, vidas que parecen
languidecer. Y sin embargo, una sonrisa tímida se esboza en sus rostros. Es la vida
misma que se resiste a morir.
Cifras del último tamizaje realizado por el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar
(ICBF) revelan que en La Guajira, hay 2.223 niños menores de 5 años con problemas de desnutrición, de los cuales 525 se encuentran en estado de desnutrición severa.
La ranchería Malawaika no es más que un desierto coronado por casas de bajareque y
cercas de guafa, donde residen cerca de 30 familias.
En los patios permanecen desperdigadas latas de sardinas que fueron consumidas
hace meses, bolsas vacías de agua, tabletas de ibuprofeno que aliviaron algún dolor y ...
Regístrate para leer el documento completo.