Abel Sanchezz
Finalmente, Joaquín desea pepetuar su odio, casando a su hija Joaquina con el hijo de Abel y Helena, llamado Abelín. Además de eso, obliga a vivir al nuevo matrimonio en su casa. Hacia el final de la historia, se cree que Joaquina puede empezar a sentir celos de la belleza todavía conservada de Helena, así perpetuándose la envidia y el odio de la familiaMonegro-Sánchez.
Cuando nace el hijo de Joaquina, Abel (su abuelo) decide llamarlo Joaquín. Joaquín Monegro, el protagonista, comienza entonces a sentir que su nieto amaba más a Abel. Cuando éste último cae enfermo de angina, ya muy debilitado, Joaquín decide matarlo y después llama a su nieto para que vea el cadáver de Abel (abuelo) tendido en el sillón.
Finalmente, en su lecho de muerte,Joaquín confiesa a Helena que él mató a su esposo y le pide perdón
[editar]Implicaciones antropológicas e ideológicas
Al igual que la mayor parte de las novelas de Unamuno, y a diferencia de las novelas realistas al uso en la época, Abel Sánchez carece de indicaciones cronológicas y geográficas concretas, lo que permitiría relacionarla con las narraciones míticas, situadas en un "tiempo sin tiempo".Ésta parece ser la intención de Unamuno, ya que en realidad Abel Sánchez no es sino una reinterpretación del mito de Caín y Abel, identificados con los dos personajes protagonistas: Caín (Joaquin) es el despreciado por Dios y por la sociedad, mientras que Abel, sin haber hecho más méritos para ello, recibe todos los dones humanos y una admiración generalizada. Además de la similitud de los nombres,el mito del primer homicidio aparece como intertexto en varios momentos de la novela. Así, Joaquín queda vivamente impresionado por una representación del Caín de Lord Byron, y su oponente, Abel, también se inspirará en la misma leyenda para uno de sus cuadros. La envidia, desde esta perspectiva, se convierte por lo tanto en un mal universal y eterno, del que los personajes no son más que unejemplo práctico.
Las protagonistas femeninas juegan un papel secundario en el desarrollo de la trama, pero tiene igualmente un significado mítico o simbólico. Así, Helena (paralelo de Helena de Troya) es la mujer bella por encima de todo, que desencadena la guerra entre los contendientes. En cambio, Antonia (del latín, "digna de elogio" o "más allá de la estimación") es la mujer-madre, tan común enla obra unamuniana, que acogerá y confortará al protagonista en su regazo.
Sin embargo, esta historia de carácter mítico tiene otra posible lectura que el propio Unamuno se encarga de resaltar en el prólogo a la segunda edición: según esta otra lectura, la envidia no es ya un mal universal, sino un mal nacional, el mal de España, exacerbado por la división social de comienzos de siglo:
Enestos años que separan las dos ediciones de esta mi historia de una pasión trágica -la más trágica acaso- he sentido enconarse la lepra nacional, y en estos cerca de cinco años que he tenido que vivir fuera de mi España he sentido cómo la vieja envidia tradicional -y tradicionalista- española, la castiza, la que agrió las gracias de Quevedo y las de Larra, ha llegado a constituir una especie de...
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