Abelardo Y Eloisa
Pedro Abelardo nació, en el año 1079, en el seno de una familia noble de la Bretaña menor. Pedro, el primogénito, seducido por las Letras y el estudio cedió sus derechos de progenitura sobre tierras y vasallos a su hermano menor y dedicó su vida al aprendizaje y posterior enseñanza de la Filosofía y de la Teología, única profesión liberal de la época. En 1118 conoció a Eloísacuando sólo contaba 17 años.
Las crónicas dicen que nació en París y también que recibió una primera educación en el convento de Argenteuil, lo que permite intuir una cierto nivel económico familiar; allí recibiría, sin duda, una formación adecuada a su sexo y al papel que debía asumir cualquier mujer decente de la época: el de esposa y madre; aunque, al parecer, ella supo aprovechar bien eltiempo y las ocasiones dedicándose con ardor al estudio lo que la permitió adquirir la formación intelectual que le dio tanta fama como su singular belleza; siendo conocida en todo el reino por su talento e instrucción.
En 1118 se encontraba en París bajo la tutela de su tío, el canónigo Fulberto; los expertos mencionan la posibilidad de que incluso pudiera tratarse de su padre, quien conocedor desus grandes dotes intelectuales y su inclinación al estudio consiguió para ella el mejor de los maestros posibles: Pedro Abelardo.
La obra escrita por el filósofo en 1135: Historia Calamitum o Epístola prima, es en realidad una especie de autobiografía, ya que en ella él mismo relata la historia de sus desventuras, en un intento de minimizar las desdichas de un amigo que se quejaba de las propias;lo que nos sirve para conocer los hechos de primera mano. Recuerda que tras una estancia en su Bretaña natal, hacia 1118, regresó a París buscando retomar las enseñanzas de Guillermo de Champeaux, su primer maestro; y que fue entonces cuando conoció la fama que rodeaba a Eloísa; joven maravillosa conocida en todo el reino por su talento e instrucción que estaba al cuidado de su tío el canónigoFulberto; quién sentía inmenso amor por ella y que conocedor de sus dotes le había permitido progresar en todas las ramas del saber. Nos habla de ella como de una niña que no estaba mal físicamente, pero sobre todo de la gracia que a esto añadía su dominio en las ciencias literarias, don imponderable y extremadamente raro en una mujer. Manifiesta claramente sus lascivas intenciones de seducciónhacia ella, así como las artimañas de las que se sirvió para llevar a cabo sus planes. Deja claro, también, que en ese momento de su vida se encontraba dominado por la lujuria y la soberbia, y que la gracia divina finalmente le curó de ambas; de la primera al privarle de aquello con lo que la practicaba y de la segunda con la humillación sufrida por la cremación del libro en el que ponía su gloria.Conocedor de las debilidades de Fulberto, la avaricia y su sobrina, urdió una trama para conseguir llegar hasta ella y enamorarla, se sabía famoso y atractivo para las mujeres por lo que no albergaba temor al rechazo; su primer paso fue acomodarse en su casa como huésped objetando cercanía a su cátedra y ofreciendo por ello una buena suma que excitara la avaricia del canónigo. Su otra debilidadcasi no tuvo que despertarla pues no encontró dificultades en convencer al canónigo de la necesidad de profundizar en la esmerada educación de la joven; y su asombro no tuvo límites cuando Fulberto sin dar muestra de ninguna sospecha le permitió ejercer sobre ella su magisterio; siempre que le fuera posible, una vez terminada su tarea escolar, tanto de día como de noche y con total autoridad parareprenderla si la encontraba negligente. De esta manera consiguió mantener un trato más familiar con Eloísa que propiciara sus conversaciones y facilitara su intimidad; de esta forma pronto los libros pasaron a un segundo plano y practicaron la ciencia del amor. Abelardo declara que primero convivieron bajo un mismo techo, para llegar después a convivir bajo una sola alma. La realidad es que acabó...
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