ABOGADO

EL ABOGADO

Y LA MAGISTRATUKA

Enrique

Correa Labra

Ministro de la Corte suprema
La Dirección de Práctica Profesional y Asistencia Legal de la Facultad de
Derecho de la Pontificia Universidad CaMica de Chile me hmaconferido lo
que yo considero un honor: Invitarme a participar en una Jornada de estudios
denominada “El Abogado y el Ambito de su Profesión”, asignándome el tema
“ElAbogado y la Judicatura”.
La Jornada, según reza la invitación, “está destinada a los alumnos de los
últimos años de Derecho y a abogados, particularmente
jóvenes”.
“Se pretende, según se dice, transmitir a los abogados jóvenes las más importantes experiencias de la vida profesional y anticiparles conocimientos que
les pueden ser útiles para el desempeño de la profesibn”.
Yo agradezco estadistinción malinvitarme a estas Jornadas que para mi
siempre son dificiles y de estudio.
Pero me alivia un poco pensar que mis palabras se& recogidas por alumnos de los últimos cursos y por abogados jóvenes que, por lo mismo, serán más
bond,adosos para recibirlas, especialmente en cuanto a la narración de experiencias, mas no así en lo relativo a anticiparles nuevos conocimientos de derecho,porque ello ya es una misión mucho mb difícil de atacar.
Reitero, pues, mis agradecimientos la la Subdirección de Práctica Profesional y Asistencia Legal de esta Facultad de Derecho.
De todos modos es posible que pueda narrar algunas experienck
de la vida
profesional y sacar conclusiones, pero no tengo la misma certeza en orden a impartir nuevos conocimientos.
Previas estas explicaciones,entraremos en materia.
El artículo 520 del Cbdigo Orgánico de Tribunales dispone que ‘los abogados son personas revestidas por la autoridad competente de la facultad de defader ante los Tribunales de Justicia los derechos de las partes litigantes”.
Pero este derecho de defender no es libre y soberano para el abogado,
pues en ciertos casos contemplados por la ley se encuentra en la necesidad dedefender causas aunque no sean de su agrado, y aunque sean, me atrevo a sostener, contra sus propias ideas y principios legales.
Tan fuerte es esa obligac&
que el articulo 19 No 3 de la Constitución
Polftica dispone que “toda persona tiene derecho a defensa jmMica en la forma
que la ley señala y ninguna autoridad o individuo podrá impedir, restringir o
perturbar la debida intervención del letrado sihubiere sido requerida” y, agrega,
“la ley arbitrará los medios para otorgar asesoramiento y defensa juridica a
quienes no puedan prmxrárselos por sf mismos”.
Y el abogado tambikn tiene el deber, mejor dicho la obligación, de dispensar su defensa cuando la ley lo ordena, y lo ordena siempre en beneficio
de los que carezcan de lo necesario para sufragar los gastos de una defensa.
En efecto,el inciso 2Q del artículo 591 del Código Orgánico de Tribunales
dispone que los que tengan privilegio de pobreza tendrán derecho a ser grahitamente servidos por los funcionarios del orden judicial y PM los aboga&,

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REVISTA

CHILENA

DE DFZFCHO

[Val.

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procuradores y oficiales subalternos designados par* prestar servicios a los litigantes pobres; y el artículo 595 del mismoCuerpo Legal dispone que “incumbe
a los Jueces de Letras designar cadmames y por turno, entre los no exentos, un
abogado que defienda g.ratuitamente las causas civiles y otro que defienda las
criminales de las personas que hubieren obtenido o debieren gozar el mencionado privilegio”.
Recordemos tambikn que el articulo 596 del mismo texto legal dispone que
los procesados que no designarenprocurador y abogado en el acto de notifickseles la encargatoria de reo serán representados y defendidos por los procuradores del número y akvgudos que estuvieren de turno, los que serán remuneradas por el reo, si no gozare del privilegio de pobreza.
Estos casos demuestran la obligatoriedad
que pesa sobre el abogado de
defender a terminados litigantes.
La misión del abogado es defender la razón...