Abogado
*La última carta de Beethoven, mi amor a la humanidad …
William salió de la biblioteca por la puerta trasera. Quería ver la cartelera del paraninfo para enterarse de los conciertos de la semana.La orquesta de cámara de Popayán interpretaría la misa de Bach, la solista Elizabeth Müller.
Caminó por la pequeña ciudad con paso ágil. Llevaba un maletín de cuero del que nunca se desprendía, quemás parecía que era una extensión de brazo; arrendaba un cuarto pequeño, frente a una de las escaleras laterales por las que se accede al puente del Humilladero, en una casona colonial donde solovivía un abogado viudo de enormes gafas negras.
Cuando Hernández nos lo contó pensábamos que exageraba, pero tenía razón. William hablaba de los temas más variados, le gustaba la astronomía y lagastronomía, conocía de filatelia y de carburadores, pero su tema predilecto era el estructuralismo y la semiología. En su maletín cargaba fotocopias de Saussure y Derridá que nos regalabagenerosamente, pero que poco o nada entendíamos.
Fue un concierto excelente. El paraninfo de Caldas lleno, el espíritu de los asistentes se ennobleció con la música. Por eso salimos eufóricos, por eso buscamosel tinto del café Alcázar para rememorar el acto.
William estaba profundamente emocionado.
* Elizabeth Müller es una diosa .
* No exageres viejo Bill – anotó López
* Sus manos son...
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