Aborto y Maternidad

ABORTO Y MATERNIDAD

Puede que las abortistas encuentren una fuerza para sus argumentos en el dato de que no todos somos madres ("puedes permitirte ir contra el aborto porque los hombres no paren"; "nosotras parimos —esto es, "nosotras somos madres"—, nosotras decidimos", etc.). Pero toda la que ahí encuentren la tendrán perdida en el dato de que todos somos hijos.
Lo primero ya es lamentable,porque es doloroso que cualquier contribución que pretenda hablar de las razones por las que un aborto no debe hacerse sea forzosamente interpretada por ellas como una declaración contra ellas. No está en el ánimo de nadie que rechace el aborto atacar, con ello, a la "madre" —valga la contradicción—. Pero eso la abortista no lo piensa, porque si el aborto es liberación de la mujer, su rechazo esesclavización de la mujer y no cabe dudar que aquél a quien hago esclavo es aquél contra el cual, en algún sentido, voy (sea como macho represor, como juez conservador, etc.). Y aún es más doloroso que no puedan sino interpretarla como una declaración contra ellas según madres, y aclaro: no contra ellas en cuanto que son madres, sino contra ellas porque no son madres.
Ya entre los antiguoshebreos una mujer podía ser rechazada por no ser madre. Pero no es éste el rechazo de que aquí hablaría una abortista. En su caso no se genera ese ataque de que se ve centro por un no poder ser madre; ni siquiera por un no querer ser madre. Ella piensa que se le ataca con tener que ser madre. "Tienes que ser madre", es la traducción que hace de los argumentos antiabortistas, con lo cual, el centro defuerza del argumento pasa de "a ese niño debe dejársele nacer" a "esa mujer debe ser madre". Como resultado, el aborto no es cuestión de niños, sino de madres. Y con ello niño y madre quedan enfrentados. ¿No es el niño la razón de que yo tenga que ser madre? ¿Y no es éste su único posible papel —el esclavizador— en un argumento sobre el aborto?. Y surge la más extrema formulación histórica de laenemistad con el otro: el momento en que el hombre llega a buscar razones para encontrarse un enemigo dentro. Ha matado muchas veces en la historia al enemigo de fuera por creencias, inclinaciones, pasiones o furores. Ahora es al de dentro y por razones. Ya no es la solicitud de protección contra Herodes que me quita el hijo, ahora es solicitud de protección contra el hijo que me hace madre.
Lodicho puede parecer exagerado, pero no me parece accidental el nexo entre las solicitudes de aborto libre y las bienvenidas a los dorados tiempos en que "empieza a vislumbrarse la posibilidad de separar reproducción y sexualidad" (Declaración de la directora del Instituto de la Mujer en 1985) o, para una prueba en el límite, las palabras de Verdú en El País, 4-5-85, según me han transmitido:"Resistente, inmaquillable, bestial, la madre humana es la mayor traición a la cultura de la especie... ama como las fieras, tiene la ternura de los fluidos, da de comer de su cuerpo, Su misma pervivencia es un escándalo". Sobran comentarios. Eso sí, no pueden ser mera coincidencia los parecidos con aquellos capítulos del Mundo Feliz de Huxley en los que se profetizaba una compartida repugnancia ante lasescenas vivíparas y la obscenidad de ser llamada madre (a diferencia de la voz "padre", que no implicaba relación directa con el desvío moral que entrañaba el hecho de alumbrar un hijo, siendo, por tanto, de una cómica suciedad más grosera que obscena): “Me he vuelto como una salvaje... Tengo hijos, como un animal”, dirá Linda en medio de la reserva india, donde no se encontraba ni un sólo CentroAbortivo.
Lo segundo me trae el recuerdo de unas palabras de un artículo de J.L. Martín Descalzo. Hablaba allí de una entrevista en la que el director de cine Bertolucci, después de decir "que la felicidad es imposible, que el mundo es un antro de sabandijas en el que jamás se encuentra el amor. Yo al menos nunca lo he visto", añadía, tras una breve vacilación: "Salvo en la casa de mi madre". Y...