Aborto
El abortista coloca el especulo en la vagina de la mujer para abrirla y visualizar el cuello uterino. Inserta el tenáculo y lo fija. Mide con una sonda la profundidad delútero y aplica los dilatadores hasta que el camino está listo para introducir el tuvo succionador. Mientras, en la pantalla ultrasónica se ve el feto moverse normalmente, serenamente; su corazón late a140 por minuto; está dormido, chupándose el pulgar de la mano izquierda. Repentinamente despierta con una simultanea descarga de adrenalina. Ha percibido algo extraño. Se queda quieto, como si agudizarasus sentidos para entender lo que está sucediendo afuera. El aparato ultrasónico capta la imagen de la manguera succionadora abriéndose paso atraves del cuello con movimientos oscilantes, hasta quese detiene tocando la bolsa amniótica.
Entonces la enorme presión negativa (55mm. De mercurio) rompe la membrana de las aguas y el líquido, donde flotaba el germen, comienza a salir. En ese precisoinstante el pequeño rompe a llorar. Pero su llanto desesperado y profuso no puede oírse en el exterior. Inicia giros rápidos tratando de huir de eso extraño que amenaza con destruirlo. Su ritmo cardiacosobrepasa los 200 latidos; sigue llorando, su boca se mueve dramáticamente y hay un momento en el que queda totalmente abierta. Los aparatos detectan un grito que nadie puede escuchar. Los violentosmovimientos del producto provocan que constantemente se salga de foco. Puede observarse a la perfección la forma en que trata de escapar, convulsionándose para evitar el contacto con él tuvo letal,pero su espacio es reducido y el agresor lleva todas las de ganar. Finalmente la punta de succión se adhiere a una de sus piernitas y esta es desprendida de un tajo. Mutilado, sigue moviéndose cada vezcon menor rapidez en un medio antes líquido y ahora seco. La punta del aspirador nuevamente trata de alcanzarlo; los médicos la introducen buscando a ciegas; les da lo mismo arrancar otra pierna,...
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