Absolutismo
La corriente favorable al absolutismo monárquico es más facil de seguir, a pesar de la diversidad de sus aspectos. Se trata, en primer lugar, de la aceptación tradicionaly, por así decirlo, natural de la autoridad existente, de la obediencia enseñada desde hace siglos por la Iglesia; numerosos autores laicos y eclesiásticos repiten incansablemente la necesidad de esaaceptación, ocupando este tema un lugar predominante en la literatura política inglesa de la primera mitad del siglo XVI.
Francia gozó después de la guerra de los Cien Años de una mayorestabilidad política. La monarquía tenía un prestigio casi místico, el del rey taumaturgo, ungido de la Sainte Ampoule y que cura las escrófulas. Sobre este fondo de creencias populares, algunos panegiristasbordan, en provecho de grupos sociales más restringidos, variaciones de alcance principalmente literario: simbología de las flores de lis, leyenda troyana destinada a exaltar la línea real y que serámás tarde ilustrada laboriosamente por la Franciade de Ronsard. Cabe considerarlas como una trasposición, en otros registros, del pensamiento de los doctores y licenciados in utroque iure que pulen aplacer definiciones y comentarios sobre el poder real, sin gran originalidad por lo demás, ya que todos beben en las mismas fuentes clásicas del derecho romano (cuyas sentencias la Edad Media no ha bíaignorado), incluso cuando concuerdan poco con la realidad política del momento. El rey es emperador en su reino; aunque esta frase también se utiliza en Inglaterra, en Francia, donde la tradición delos legistas posee mucho vigor, se la acompaña con desarrollo de mayor profundidad.
Factores decisivos
Los inicios de la Edad Moderna coinciden con la creciente consolidación de los Estadosnacionales. La poliarquía medieval resulta paulatinamente reemplazada por comunidades centralizadas en las que los interses nacionales prevalecen sobre las particularidades locales.
El Rey ya no...
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