Absurdo infinito

Absurdo Infinito
«Solo viviendo absurdamente se podría romper alguna vez este absurdo infinito»
J.Cortázar, Rayuela.

Una luz sutil le roza los ojos e instantáneamente un pitido comienza a sonar. Zras, un manotazo golpea el reloj haciéndolo caer al suelo. El pitido se deja de escuchar.
5 minutos, solo 5 más y melevanto, se dijo Juan y abrazó la almohada. Intentó retomar el sueño; una sombra, una mujer, ¿recordarlo? Ya era imposible. Volvió en sí, levantó el reloj y se dirigió a la cocina. Llenó un vaso con leche, lo metió en el frízer; apretó el botón de «congelado rápido» y se sentó en el sillón. Ahora sólo habría que esperar unos minutos.
Encendió el televisor y comenzó a pasar de un canal a otro, sinprestar mucha atención; su pulgar y el control remoto jugueteaban en un mundo de imágenes sin sentido. Pronósticos, noticias, alguna que otra película. Nada que valiera la pena. Hasta que un hombre, calvo y rollizo, con cierto aire simpaticón, le llamó la atención. El pulgar se detuvo y la cámara lo enfocó de frente. El hombre se levantó del asiento y se dirigió al público diciendo: “¡Feliz domingopara todos, que tengan un buen día!” .
¡Mierda! –gritó Juan. Era domingo y él como un boludo preparándose para ir a la oficina. Se hundió en el sillón y se dejó llevar. Poco a poco, la resaca de incertezas fue invadiendo su cabeza. Las ideas se cruzaban, avanzaban y retrocedían, daban vueltas y saltaban sin parar. El dolor era insoportable.
Saltó bruscamente del sillón y se dirigió al cuarto,el panorama que proponía la cama era tentador pero ya no tenía sueño. ¡El vaso! Se lo había olvidado en el frízer. Corrió hacia la cocina pero ya era tarde: la leche era un cubo de hielo. Se quedó mirándolo un rato con gesto de resignación, lo apoyó en la mesada y volvió a su cuarto. Comenzó a caminar para todos lados hasta que finalmente decidió cambiarse.
Se terminó de atar las zapatillas,agarró un par de hojas, una lapicera y las metió en la mochila. Se dirigió a la puerta y llamó el ascensor. Un momento: ¡Los chicles!, fue de una corrida a la mesita de luz, los agarró y volvió a salir.
Comenzó a caminar hacia Pueyrredon, distraído, dejando que su mente se dispersara en vagos pensamientos, hasta que una gota de agua le cayó en la nariz. ¡No, lluvia no! Pensó para sus adentros. Ypensar que Mirta (esa joven rubiecita que pretendía darle glamour al pronóstico semanal de canal 13) había anunciado “buen tiempo” para el fin de semana. Pff, ya no se podía confiar en nadie. Le cayeron un par de gotas más y después nada. Se ve que era una nube pasajera. De todos modos el día no era ninguna maravilla. Ay, Mirta, Mirta.
Cruzó Av. Las Heras, caminó media cuadra hacia su derecha y sesentó en el cordón de la vereda a esperar el bondi. El 95, el 41, el 118, cualquiera le daba igual. Metió la mano en el bolsillo y sacó los papelitos que había agarrado antes de salir. A veces se le daba por dibujar. Agarró firme la birome y comenzó a hacer unas líneas. En un primer momento pretendió dibujar el cuadro que tenía frente a sí: un almacén a medio abrir con dos muchachos tirados en lapuerta –los efectos del alcohol, quizás–, pero rápidamente los trazos se distorsionaron, dando lugar a un dibujo abstracto. Siempre sucedía lo mismo, su mano no se permitía imitar la realidad, no del modo en que todos la veían. ¿Original? ¿Loco? A quién le importaba, era domingo.

– 1,60 por favor
– ¿Hasta dónde vas, pibe?
– No sé.
– 1,70 entonces.
Sacó la sube y la apoyó en la maquinita.
–No tenes carga ,flaco.
Metió la mano en el bolsillo pero fue inútil, no tenía monedas. El chofer suspiró y le dijo:
– Deja pibe, pasa.
Caminó hacia el fondo y se sentó en el primer asiento libre. Forcejeó un poco hasta lograr abrir la ventanilla, ya no se mareaba pero le había quedado la costumbre de cuando era chico.
Rosario, Renata, Roxana, Rosa, rebeca. Bien, ahora calles con la letra T....