absurdo plan
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1
—Necesito una esposa, Agustín, y la necesito para ayer.
Sentado en la parte de atrás de su auto, de camino ni más ni menos que a un Starbucks, Juan Pedro Lanzani miró el reloj por décima vez en menos de una hora.
La carcajada de sorpresa de Agustín acabó por alterarle los nervios.
—Bueno, entonces escoge a una cualquiera y camina hacia el altar.El despreocupado consejo de su mejor amigo le habría servido si Peter confiara en las mujeres de su vida. Tristemente, no podía hacerlo.
—¿Y arriesgarme a perderlo todo? Me conoces bien. Lo último que necesito es que las emociones se interpongan en algo tan importante como un acuerdo matrimonial. —Precisamente eso, un acuerdo, era lo que Peter necesitaba. Un contrato, un convenioeconómico que beneficiara a ambas partes durante el lapso de un año. Luego podrían tomar caminos distintos y no volver a verse nunca más.
—Algunas de las mujeres con las que sueles aparecer en público estarían felices de firmar un contrato prematrimonial.
Ya había pensado en ello, pero había trabajado tanto para hacerse de una reputación de insensible que ahora no veía la necesidad dearruinarla fingiendo estar enamorado, y todo con el objetivo de conseguir que una mujer accediera a subir con él las escaleras del juzgado.
—Necesito a alguien que esté de acuerdo con mi plan, alguien por quien no sienta ni la más remota atracción.
—¿Estás seguro de que este servicio de citas es lo más adecuado?
—De parejas, no de citas.
—¿Cuál es la diferencia?
—No tebuscan a alguien que se adapte a tus intereses amorosos, sino a tu plan de vida.
—Qué romántico. —El sarcasmo de Agustín sonó con tanta fuerza como un grito.
—Al parecer no soy el único en mi situación.
Agustín se atragantó en medio de una carcajada.
—En serio —consiguió decir—, no conozco a ningún hombre con tu título y tu dinero que necesite llamar a un extraño para que loayude a sentar cabeza.
—Este tipo tiene muy buenas referencias. Es un hombre de negocios que ayuda a hombres como yo en situaciones similares.
—¿Cómo se llama?
—Marian Espósito.
—Nunca escuché hablar sobre él.
A dos cuadras del lugar del encuentro un tráfico en el cruce de las avenidas los retuvo. Los segundos no dejaban de pasar y ya llegaba tarde a la cita.Maldición, Peter odiaba llegar tarde.
—Tengo que irme.
—Espero que sepas lo que estás haciendo.
—Estoy haciendo negocios, Agustín.
Su amigo resopló para mostrar su desaprobación.
—Sí sé. Son las relaciones las que se te dan para el cu....
—Jódete. —Pero Peter sabía que su amigo tenía razón.
—No es mi estilo.
El chófer de Peter dio un giro al volante y cambió decarril. Implacable, justo como le gustaba a su jefe.
—Más tarde hablamos para salir a tomar algo esta noche.
Peter colgó el teléfono, lo guardó en el bolsillo del abrigo y se reclinó en el respaldo del asiento. Llegaba tarde, ¿y qué? Los hombres de su posición podían presentarse media hora después de lo acordado y aun así la gente se desvivía por tratarlo como si fuera culpa de losdemás. Mucho dependía de aquel encuentro. Tenía que encontrar esposa antes de que se cumpliera la semana si quería conservar la propiedad ancestral de su familia que iba unida al título, por no mencionar lo que quedara de la fortuna de su padre, y todo ello dependía de Marian Espósito.
Confiaba en que el contacto que le había proporcionado su asistente personal supiera lo que se hacía. Encaso contrario, Peter se vería obligado a tratar el temita del matrimonio con Lucía, o tal vez con María. Lucía prefería su independencia al dinero que él pudiera proporcionarle, y el hecho de que tuviera alguno que otro amante además de Peter la eliminaba automáticamente de la ecuación. Solo quedaba María. Guapa, rubia y una segura candidata a convertirse en su ex por los comentarios sobre la...
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