acompañar y asistir a las infancias vulneradas

"III Simposio Internacional Infancia, Educación, Derechos de niños, niñas y adolescentes. Las prácticas profesionales en los límites de la experiencia y del saber disciplinar" (III SIMPINFA 2011)
Mar del Plata 11, 12 y 13 de agosto 2011
Mesa de trabajo Interdisciplinario
Escuchar, Asistir y acompañar a la infancia vulnerada.
Juan Cruz Gorosito - (Estudiante de Lic. en Psicología, UNMDP.Funes 3250)
El espacio acerca del que voy a informar se abrió a partir del trabajo en el grupo “Psicoanálisis en extensión”, dirigido por el Lic. E. Roberto Stazzone, y en el marco del Proyecto “"Apoyo a las tareas preventivas deL CPDN ZONA SUR municipal (Centro de protección de los derechos del niño)”, codirigido por el Lic. Marcelo Gabilan.
Asistir y acompañar, a niños, adolecentes y familias quese encuentran atravesando situaciones de desvalimiento y vulneración de sus derechos me propone un lugar cuyas entradas y salidas no siempre encuentran bordes delimitados, y no es de esperar encontrarlos sin que los “dueños de casa”, “los beneficiarios” nos muestren con nuestra asistencia la entrada o la salida. Aunque tal vez no se trate de entrar y salir, sino –simplemente – “estar”.
Eltrabajo de asistir, empieza en los Servicios locales (CPDN). Conformados por psicólogos, trabajadores sociales y abogados. De ahí partí para adentrarme en las historias familiares, las situaciones particulares de cada niño, y o adolescente. Con los relatos de los profesionales, la lectura de legajos fueron los medios de transmisión de las “novelas familiares” e “institucionales”. La puesta en marchadel dispositivo en el “campo” sucedió con mi presentación por parte de los profesionales, en las diferentes instituciones, familias y ante los niños que serian acompañados.
Para intentar la que estimo imposible transmisión de la experiencia, abordaré un breve anecdotario que ilustre algunos alcances y límites de la práctica de acompañar y asistir.
Ese primer encuentro.
Nos encontramos conJuan (15 años), en la institución Casa de los Amigos El estaba con cara de dormido o, mejor dicho, de recién levantado. Me extendió la mano y me saludó a su forma. Luego de algunas bromas sobre los equipos de futbol con que cada uno simpatizaba, nos sentamos y Marcelo (psicólogo) preguntó sobre las mujeres. Juan no dudo en mostrarle el cuello, donde mostraba la oscura marca de un “chupón”. Riéndosecon algo de pudor, dice “–… ¡bien amigo!”
Algunos otros temas circularon, como la posibilidad de ir ahorrando para comprar herramientas de su actividad de jardinero, la continuidad en sus prácticas de futbol, y sus visitas a la casa de la abuela, “lo de Isabel” (con quien pasa sus fines de semana), y la casa de su madre.
Cuando Marcelo – el psicólogo del CPDN - se retiró, me quede a solas conJuan. Decidimos, por una insinuación suya, salir a caminar por la zona. Solo dimos vueltas manzanas. El quería saber sobre mis cosas, y también contarme las suyas. Detenerse en ese momento era muy difícil. Cuando frenábamos el paso, algo de angustia me surgía por el encuentro con ese otro, desconocido, al cual su labio leporino no le permitía hacerse entender bien, ya que cada palabra parecía doso tres palabras.
Ante las preguntas que me hacia sobre mi vida, dudaba en contestarlas o no, pero por las dudas las contesté. Me acordaba algo de la posición de abstinencia, pero como todo concepto freudiano, y siguiendo la regla, me dije debe ser algo más complejo que no contestar, o mantenerse mudo, así que la deje pasar hasta preguntarle a alguien que me contara de que se trataba. Así fueque días después encontré la respuesta, provisoria y para el caso, de que contestar a las preguntas no era faltar a la regla, y no contestar era como abandonar, en este caso a la pregunta. Lo que se puede y no, y no hablo de la impotencia, sería una cuestión de “contrato” en que las dos partes iríamos escribiendo con los hechos, y con los efectos de estos, sobre la oferta (primera) y la demanda...