Acosada

Acosada
Andrea Kane

«Te estaré vigilando…» Tess no puede olvidar las últimas palabras de Gordon, el hombre que la llenó de terror y que llevó a la muerte a la mujer a la que ella quería como a una hermana. Ahora, está muerto, pero su fantasma parece seguir atormentándola Tess sólo encuentra ayuda en el abogado Reed Weston, que se convierte en algo más que un amigo. Ambos sospechan deJonathan, hermano gemelo de Gordon obsesionado con Tess. Cualquier hombre que se acerque a la joven puede acabar muerto, víctima de un misterioso asesino que parece decidido a todo. Y Tess, psicóloga que aconseja a decenas de personas cada día en su programa de radio, no puede hacer nada para sentirse segura.

Capítulo 1
SÁBADO, 14 DE SEPTIEMBRE 14.35 CALLE SETENTA Y DOS OESTE, NUEVA YORK Había sidouna jornada infernal. Cuatro horas en la sala de reuniones del Colegio Dellinger. Dos descansos de cinco minutos, suficientes para ir al lavabo. Tres parejas de padres hostiles en una actitud de profundo rechazo. Y una más de las preciadas tardes de Taylor perdida debido a la administración de una escuela privada de elite que sencillamente no quería cambiar el estado de las cosas. Todas laspartes implicadas estaban tan atrapadas en su propia postura que parecían haber olvidado que en el ojo de esa tormenta se decidía la suerte de tres chicos de diecisiete años cuyas vidas estaban a punto de derrumbarse. En su calidad de terapeuta, Taylor había intentado desesperadamente hablar a favor de los adolescentes. Conocía sus temores. El temor al fracaso, el temor a la inadaptación, el temor adefraudar a los padres. El temor a madurar. ¿Acaso nadie recordaba lo traumática que era esa etapa de transición? Al parecer, no lo recordaban. Porque lo sucedido durante ese día había sido tan exasperante y familiar como de costumbre. Después de entregarse a sus maniobras con todo el tacto y la psicología del mundo y no llegar a ninguna conclusión, Taylor salió de la reunión del claustro frustrada,preocupada y con un dolor de cabeza que no se aguantaba. Cuando llegó a casa y pasó a toda prisa por el vestíbulo de su edificio de apartamentos, no podía sino alegrarse de que su compañera de piso, su prima Stephanie, se hubiera marchado a la región de los Hamptons. Ahora tenía el piso para ella sola. Lo único que anhelaba era un baño caliente, dos Excedrin extra fuerte y una larga siesta. Loúltimo que se esperaba, o necesitaba, era encontrar a Gordon Mallory en su sala de estar, instalado tan cómodamente como si fuera el mismísimo propietario. Al verlo se detuvo en seco, y deseó no haber entrado tan

tranquila. Se dirigía a su habitación y ahora ya no podía evitar que la viera. Si hubiera sabido que él y Steph seguían en el piso, habría dado media vuelta y esperado a que semarcharan, para volver al cabo de un rato y disfrutar de un poco de paz y soledad. Pero era demasiado tarde. Se encontraba justo al otro lado de la sala de estar, frente a Gordon. A Steph no se le veía por ninguna parte pero, conociendo a su prima, Taylor pensó que estaría en su habitación reuniendo algunas cosas de último minuto para su juerga nocturna en el yate de Gordon, juerga que compartirían conotros veinte invitados. Al fin y al cabo, no todos los días uno se reunía con un grupo de jóvenes inversores que habían ganado una porrada de dinero gracias a su participación en una inversión conjunta, en este caso orquestada por Gordon. Era el privilegio de los que vive a todo trapo. —Taylor. —Gordon inclinó su cabeza morena y delgada y arqueó las cejas a modo de saludo. Al parecer, había estadoyendo desde el aparador hasta el sofá, bebiendo tragos de su whisky mientras reordenaba el contenido del bolso de Stephanie para esa noche. Era la imagen de la seguridad en persona. Se sentía como en su casa, de eso no cabía duda. También era verdad que Steph había querido que se sintiera así desde el primer día. Gordon se ajustaba de maravilla a la lista de cualidades que debía tener un novio....