acoso sexuallaboral en la mujer

os sueños perdidos de una víctima del ácido; 15 años de una tragedia
Flor María es una de las más afectadas por ataques con químico. Le han hecho más de 60 cirugías.
Por:  CAROL MALAVER | 
10:55 a.m. | 23 de septiembre de 2014
 
Foto: MAURICIO MORENO/EL TIEMPO
Flor María vive desde hace poco con un familia que la adoptó desde que se enfermó. Vive de la ayudas de la gente que la quiere. Recuerda con disgusto las veces que le han pedido contar su historia. Ha perdido en el laberinto de su mente pequeños lapsos de su tragedia, esa que la asusta hasta en sueños, esa que le quitó su rostro, sus ojos, sus labios.
*Flor María, como prefiere que la llamen, es la paciente más querida del Hospital Simón Bolívar. Es una hija adoptiva entre tantas que han llegado víctimas de los ataques conácido, la primera que fue noticia hace más de 15 años, y hoy, una de las que más carga con el lastre de una sociedad que discrimina lo diferente, que se aprovecha, que olvida.
Fueron sus amigos del hospital los del grito de auxilio porque ella, hace menos de 20 días, pensó, otra vez, en quitarse la vida.
Su voz es tan cálida como su natal Itsmina (Chocó) y su relato, tormentoso. Sus padresfallecieron cuando ella era muy joven, dice que no tuvo hermanos y que fue su abuela la que asumió su cuidado, hasta que ella, un día, decidió partir.
Un tío le enseñó el oficio de la belleza de la que ella se sentía orgullosa. Eso fue en Puerto Colombia. “Mira mami, yo alisaba, peinaba, arreglaba las uñas. Yo hacía todo eso mami. Por eso yo me pude ir a Buenaventura a trabajar”, cuenta como tratandode reconstruir un rompecabezas con piezas perdidas. (Lea también:Ataques con ácido son un problema mundial; ¿cómo combatirlos?).
Hasta ahí su vida fue ‘normal’, pero, viviendo en Cartagena conoció al hombre que cambió su historia. “Me enamoré, y en menos de un mes estábamos viviendo juntos. Él vendía mercancías que traía de Maicao y Venezuela. Yo le ayudaba a entregar los pedidos, a cobrarle a lagente que no quería pagar porque a él le daba pena reclamar”.
Los recuerdos son buenos hasta que, invadido por los miedos, cambió. “No me dejaba tranquila, me cuidaba hasta la vista. Un día me dijo que iba a comprar gasolina para prenderme fuego y otro me pegó tan duro en el ojo que no podía ni ver”. (Lea también:Solo venderán ácido a quienes se identifiquen con cédula de ciudadanía).
Luego detantas amenazas, el ataque se concretó en Bogotá, en el barrio Santander. Allí vivía Flor María, “que viajó a hacer vueltas personales”, dijo con esa voz tenue que comienza a revolverse con lágrimas. “Él llegó a la pieza a donde yo vivía sin avisarme. Yo lo saludé y le dije que si quería comer”.
Entonces ella salió a la tienda a comprar unas salchichas rancheras para darle un revuelto con frijolesy huevo. “Le hice chocolate, le serví y luego me dijo: cada vez te ves más linda”.
La segunda frase fue más siniestra: “Escoba nueva barre bien, ¿no es cierto?” y ahí, Flor sabía que comenzaba uno de esos episodios de celos a los que tanto le temía. “Yo le dije: pero si yo solo ando con usted. Pregúntele a la dueña de la casa”.
El hombre salió a la calle pero al poco tiempo regresó. Aunquetenía llaves, llamó a la puerta. Flor, aunque extrañada, le abrió. Cinco segundos y el dolor que sintió fue indescriptible. “Mujer eso es una cosa que no se la deseo a nadie. Cuando pude reaccionar, solo me echaba agua en el lavadero. Escuché que me decían que estaba desnuda. Desperté en el hospital El Tunal y luego en el Simón Bolívar en donde viví seis meses siempre escapándome de mirarme al espejo”.Antes de Flor María hubo más casos, lo sabe, pero ella quedó irreconocible no solo por el ataque, sino de las tantas cicatrices en su cuerpo, de donde le han tenido que sacar piel para reconstruir su rostro en más de 60 operaciones que le han hecho sin cobrarle un solo peso en el hospital, donde dice, están su papi, su mami, sus amores, los nombres con los que describe a los médicos, las...