ACTITUD DEL PARTIDO OBRERO HACIA LA RELIGIÓN
ACTITUD DEL PARTIDO OBRERO HACIA LA RELIGIÓN
Proletari, núm. 45,13 (26) de mayo de 1909. Se publica de acuerdo conel texto del periódico. De las Obras Completas, t. XV.
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PEKIN
Primera edición 1980
El discurso del diputado Surkov en la Duma de Estado, durante el debate del presupuesto del Sínodo, y la discusión en nuestra minoría de laDuma, al examinar el proyecto de este discurso -- que publicamos a continuación --, han planteado un problema de extraordinaria importancia y actualidad precisamente en nuestros días. Es indudable que el interés por cuanto se relaciona con la religión abarca ahora a vastos círculos de la "sociedad" y ha penetrado en las filas de los intelectuales que están cerca del movimiento obrero y en ciertosmedios obreros. La socialdemocracia tiene el deber ineludible de exponer su actitud hacia la religión.
La socialdemocracia basa toda su concepción del mundo en el socialismo científico, es decir, en el marxismo. La base filosófica del marxismo, como declararon repetidas veces Marx y Engels, es el materialismo dialéctico, que hizo suyas plenamente las tradiciones históricas del materialismodel siglo XVIII en Francia y de Feuerbach (primera mitad del siglo XIX) en Alemania, del materialismo incondicionalmente ateo y decididamente hostil a toda religión. Recordemos que todo el Anti-Dühring de Engels, que Marx leyó en manuscrito, acusa al materialista y ateo Dühring de inconsecuencia en su materialismo y de haber dejado escapatorias para la religión y la filosofía religiosa. Recordemosque en su obra sobre Ludwig Feuerbach, Engels le reprocha haber luchado contra la religión no para aniquilarla, sino para renovarla, para crear una religión nueva, "sublime", etc. La religión es el opio del pueblo[238]. Esta máxima de Marx constituye la piedra angular de toda la concepción marxista en la cuestión religiosa. El marxismo considera siempre que todas las religiones e iglesiasmodernas, todas y cada una de las organizaciones religiosas, son órganos de la reacción burguesa llamados a defender la explotación y a embrutecer a la clase obrera.
Sin embargo, Engels condenó al mismo tiempo más de una vez los intentos de quienes, con el deseo de ser "más izquierdistas" o "más revolucionarios" que la socialdemocracia, pretendían introducir en el programa del partido obrero elreconocimiento categórico del ateísmo como una declaración de guerra a la religión. Al referirse en 1874 al célebre manifiesto de los comuneros blanquistas emigrados en Londres, Engels calificaba de estupidez su vocinglera declaración de guerra a la religión, afirmando que semejante actitud era el medio mejor de avivar el interés por la religión y de dificultar la verdadera extinción de la misma.Engels acusaba a los blanquistas de ser incapaces de comprender que sólo la lucha de clase de las masas obreras, al atraer ampliamente a las vastas capas proletarias a una práctica social consciente y revolucionaria, será capaz de librar de verdad a las masas oprimidas del yugo de la religión, en tanto que declarar como misión política del partido obrero la guerra a la religión es una fraseanarquista[239]. Y en 1877, al condenar sin piedad en el Anti-Dühring las más mínimas concesiones del filósofo Dühring al idealismo y a la religión, Engels condenaba con no menor energía la idea seudorrevolucionaria de aquél sobre la prohibición de la religión en la sociedad socialista. Declarar semejante guerra a la religión, decía Engels, significaría "ser más bismarckista que Bismarck", es decir, repetirla necedad de su lucha contra los clericales (la famosa "lucha por la cultura", Kulturkampf, o sea, la lucha sostenida por Bismarck en la década de 1870 contra el Partido Católico Alemán, el partido del "Centro", mediante persecuciones policíacas del catolicismo[240]. Lo único que consiguió Bismarck con esta lucha fue fortalecer el clericalismo militante de los católicos y perjudicar a la causa...
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