Acto De Estudiar Freire
CONSIDERACIONES EN TORNO AL ACTO DE ESTUDIAR Paulo Freire Escrito en 1968, en Chile, este texto sirvió
de introducción a la relación bibliográfica propuesta a los participantes en un seminario nacional sobre educación y
reforma agraria. Tomado del libro de Paulo Freire “La importancia de leer y el proceso de liberación”. Editado por
Siglo XXI. México, 1996.
Toda bibliografía debe reflejar una intención fundamental de quien la elabora: la de atender o
despertar el deseo de profundizar conocimientos en aquel o aquellos a quienes se propone. Si
falta, en quienes la reciben, el ánimo de usarla, o si la bibliografía en sí misma no es capaz de
desafiarlos, se frustra entonces esa intención fundamental.
La bibliografía se convierte en un papel inútil más, entre otros, perdida en los cajones de los
escritorios. Esa intención fundamental de quien hace la bibliografía le exige un triple respeto:
hacia las personas quienes se dirige, hacia los autores citados y hacia sí mismo.
Una relación bibliográfica no puede ser una simple serie de títulos, hecha al acaso o de oídas. Quien la sugiere debe saber lo que está sugiriendo y por qué lo hace. Quien la recibe, a su vez,
debe encontrar en ella, no una prescripción dogmática de lecturas, sino un desafío. Desafío que
se hará más concreto en la medida en que empiece a estudiar los libros citados y no leerlos por
encima, como si apenas los hojease.
Estudiar es, realmente un trabajo difícil. Exige de quien lo hace una postura crítica, sistemática.
Exige una disciplina intelectual que no se adquiere sino practicándola. Esto es, precisamente, lo
que la “educación bancaria”1 no estimula. Por el contrario, su tónica reside fundamentalmente en
matar en los educandos la curiosidad, el espíritu investigado, la creatividad. Su “disciplina” es la
disciplina para la ingenuidad frente al texto, no para la posición crítica indispensable.
Este procedimiento ingenuo al cual se somete al educando, junto con otros factores, puede
explicar las fugas del texto que hacen los estudiantes, cuya lectura se torna puramente mecánica,
mientras que con la imaginación se desplazan hacia otras situaciones. Por último, lo que se les
pide no es la comprensión del contenido, sino su memorización. En lugar de ser el texto y su
comprensión, el desafío pasa a ser la memorización. Si el estudiante consigue memorizarlo,
habrá respondido al desafío.
En una visión crítica las cosas ocurren de otro modo. Quien estudia se siente desafiado por el
texto en su totalidad y su objetivo es apropiarse de su significación profunda. Esta postura
crítica, fundamental, indispensable al acto de estudiar, requiere de quien a eso se dedica:
a) Que asuma el papel de sujeto de ese acto. Eso significa que es imposible un estudio serio si
quien estudia se coloca frente al texto como si estuviera magnetizado por la palabra del autor, a
la cual atribuiría una fuerza mágica; si se comporta pasivamente, “domesticadamente”,
procurando solamente memorizar las afirmaciones del autor; si se
1 Sobre la “educación bancaria” véase Paulo Freire, Pedagogía del oprimido, México, Siglo XXI. 1970
1
deja “invadir” por lo que afirma el autor; si se transforma en una “vasija” que debe ser llenada por los contenidos que toma del texto para colocarlos dentro de sí mismo.
Estudiar seriamente un texto es estudiar el estudio de quien estudiando lo escribió. Es percibir el
condicionamiento históricosociológico del conocimiento. Es buscar las relaciones entre el
contenido en estudio y otras dimensiones afines del conocimiento. Estudiar es una forma de
reinventar, de ...
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