Acto tercero Doña rosita la soltera
Sala baja de ventanas con persianas verdes que dan al jardín del Carmen. Hay un silencio en la escena. Un reloj da las seis de la tarde. Cruza la escena el Ama con un cajón y una maleta. Han pasado diez años. Aparece la Tía y se sienta en una silla baja, en el centro de la escena. Silencio. El reloj vuelve a dar las seis. Pausa.
AMA. (Entrando.) La repetición de las seis.TÍA. ¿Y la niña?
AMA. Arriba, en la torre. Y usted, ¿dónde estaba?
TÍA. Quitando las últimas macetas del invernadero.
AMA. No la he visto en toda la mañana.
TÍA. Desde que murió mi marido está la casa tan vacía que parece el doble de grande. Algunas noches, cuando toso en mi cuarto, oigo un eco como si estuviera en una iglesia.
AMA. Es verdad que la casa resulta demasiado grande.
TÍA. Yluego... si él viviera, con aquella claridad que tenía, con aquel talento... (Casi llorando.)
AMA. (Cantando.) Lan-lan-van-lan-lan... No, señora,no llore. Hace ya seis años que murió y no quiero que esté usted como el primer día. ¡Bastante lo hemos llorado! ¡A pisar firme, señora! ¡Salga el sol por las esquinas! ¡Que nos espere muchos años todavía cortando rosas!
TÍA. (Levantándose.) Estoy muyviejecita, ama. Tenemos encima una ruina muy grande.
AMA. No nos faltará. ¡También yo estoy vieja! TÍA. ¡Ojalá tuviera yo tus años!
AMA. Nos llevamos poco, pero como yo he trabajado mucho, estoy engrasada, y usted, a fuerza de poltrona, se le han engarabitado las piernas.
TÍA. ¿Es que te parece que yo no he trabajado?
AMA. Con las puntillas de los dedos, con hilos, con tallos, con confituras; encambio yo he trabajado con las espaldas, con las rodillas, con las uñas.
TÍA. Entonces, gobernar una casa ¿no es trabajar?
AMA. Es mucho más difícil fregar sus suelos.
TÍA. No quiero discutir.
AMA. ¿Y por qué no? Así pasamos el rato. Ande. Replíqueme. Pero nos hemos quedado mudas. Antes se daban voces. Que si esto, que si lo otro, que si las natillas, que si no planches más.
TÍA. Yo ya estoyentregada... y un día sopas, otro día migas, mi vasito de agua y mi rosario en el bolsillo, esperaría la muerte con dignidad... ¡pero cuando pienso en Rosita!
AMA. ¡Eso es verdad.
TÍA. (Enardecida.) Cuando pienso en la mala acción que le han hecho y en el terrible engaño mantenido y en la falsedad del corazón de ese hombre, que no es de mi familia ni merece ser de mi familia, quisiera tenerveinte años para tomar un vapor y llegar a Tucumán y coger un látigo...
AMA. (Interrumpiéndola.) ... y coger una espada y cortarle la cabeza y machacársela con dos piedras y cortarle la mano del falso juramento y las mentirosas escrituras de cariño.
TÍA. Sí, sí; que pagara con sangre lo que sangre ha costado, aunque toda sea sangre mía, y después...
AMA. ... aventar las cenizas sobre el mar!!TÍA. Resucitarlo y traerlo con Rosita para respirar satisfecha con la honra de los míos.
AMA. Ahora me das la razón.
TÍA. Exactamente
AMA. Ahi encontró la mujer rica que iba buscando y se casó, pero debió decirlo a tiempo. Porque, ¿quién quiere ya a esta mujer? ¡Ya está pasada!. Señora: ¿y no le podríamos mandar una carta envenenada, que se muriera de repente al recibirla?
TÍA. ¡Qué dices! Ochoaños lleva de matrimonio, y hasta el mes pasado no me escribió el canalla la verdad. Yo notaba algo en las cartas; los poderes que no venían, un aire dudoso..., no se atrevía, pero al fin lo hizo. ¡Claro, que después que su padre murió! Y esta criatura...
AMA. ¡Chist...!
(Aparece Rosita. Viene vestida de un rosa claro con moda del rgzo. Entra peinada de bucles. Está muy avejentada.)
AMA. ¡Niña!ROSITA. ¿Qué hacen?
AMA. Criticando un poquito. Y tu, ¿dónde vas?
ROSITA. Voy al invernadero. ¿Se llevaron ya las macetas?
TÍA. Quedan unas pocas.
(Sale Rosita. Se limpian las lágrimas las dos Mujeres.)
AMA. ¿Y ya está? ¿Usted sentada y yo sentada?
TÍA. Calla, ¡no sigas!
AMA. Yo no tengo genio para aguantar estas cosas sin que el corazón me corra por todo el pecho como si fuera un...
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