Actos De Experiencia
Por Mariana Casullo
Memoria: es el espacio en que una cosa ocurre por segunda vez
La invención de la soledad, Paul Auster
¿Qué es, qué sería una época?
¿A qué se reduce, cuánto dura una época sin mentir o evaporarse entre las vías de acceso que pretendenreconstruirla o narrarla?
¿Hasta qué punto es legítimo cristalizarla, por ejemplo en un nombre propio, en un estilo personal, en un cuerpo marcado por señas particulares y por huellas?”
Historia del pelo, Alan Pauls
1.
Es opinión muy difundida, ya desde Platón, que la relación entre la filosofía y el teatro no es de las mejores, muy por el contrario estensa y distante. La razón, diferencia de caracteres. El teatro es imitación, apariencia, simulacro, mera representación, falso pensamiento. La filosofía, en cambio, cuando se digna a aprehender el arte, lo hace de acuerdo a su distancia o cercanía con la verdad.
Sin embargo Badiou promueve un singular vínculo entre teatro y verdad. Para el filósofo francés “el teatro produce en sí mismo y porsí mismo un efecto de verdad singular, irreductible. Hay una verdad-teatro que no se da en ningún lugar que no sea el escenario”. La idea-teatro está en el texto o poema (momento de eternidad, de inmovilidad), incompleta, no es todavía ella misma y solo adviene y se completa en el tiempo (breve, artificial, impuesto) de la representación. Este “acontecimiento de pensamiento” resulta solo cuando seencuentran un texto, un lugar, cuerpos, voces, trajes, luces, un público, etc. repetidamente en el escenario, noche tras noche.[i]
Entonces hay una verdad que deviene algo animado, vivo y público que, incluso puede iluminar situaciones. “A mi modo de ver –dice Badiou– (…) uno tiene que aprender a ver en el teatro al mundo de una manera distinta que aquella que se nos pide que usemos para verel mundo. Creo que cuando el teatro es verdaderamente intenso hay una modificación de la mirada. Puede ser una modificación de la mirada. Luego cada uno hace con eso lo que quiere, y quizá no haga nada, pero esa no es una responsabilidad del teatro. El teatro reúne a la gente una noche. Les dirige una verdad frágil, algo en la mirada puede cambiar (…) En ese sentido el teatro sí puede contribuir aque los sujetos sean diferentes”.[ii]
2.
Las prácticas poético-testimoniales que operan sobre la memoria de la violencia política y militar de los setenta no proponen un borde, un límite último. Las palabras y las imágenes que la narran, se presentan siempre precarias y, sin embargo, persisten en conservar nombres, rostros, cuerpos, voces, diálogos, sitios todos espectrales, que como talesse mueven y se bifurcan en el entramado de lo cotidiano.
El tiempo actual difiere mucho de aquél ciclo histórico en que la cultura del compromiso anudaba y unificaba lo político, lo social y lo estético en la militancia. Hoy los lenguajes artísticos que refieren a ese pasado se sitúan a una distancia cultural y generacional inconmensurable respecto de aquella. La generación que nació durante ladictadura militar creció entre relatos y testimonios fragmentarios, borrosos, y creció forzada a elaborar un duelo. Sus ensayos tensan los modos de la memoria y de la Historia que vuelven sobre ese pasado del cual no tuvieron experiencia y que, no obstante, reconocen como fuente donde consolidar lazos de filiación. Son subjetividades que ligan la pregunta sobre la propia existencia a la mirada ynarran fundamentalmente con imágenes (que es resto real de lo ausente). La mirada y la imagen aparecen en el centro de quien narra y de quien escucha. ¿Cómo puede una narración que propone como condición de posibilidad de la experiencia la mirada individual asociada a la imagen –y junto con la imagen, un afecto, los afectos– restaurar una dimensión colectiva y, en ese sentido, ocupar un lugar...
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