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e obligada a buscar fuentes alternativas de subsistencia y si estas rozan la ilegalidad, será consecuencia lógica de un estado de cosas, que aun obligando al exilio económico a una gran parte de loshabitantes de la nación y llenando las cárceles con otra, deja pobreza suficiente como para seguir alimentando a las organizaciones criminales.

Realmente, ante la desesperación del hambre, solo losmedios de comunicación, son capaces de reprochar a esta misma gente su accionar.
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De allí que sea comprensible que buena parte de la población mexicana, ante la desinformación en laque se ve sumergida y ante el enajenante discurso oficial al que se ve sometida, no sea capaz de entender que la clave para la resolución de la problemática del narcotráfico, es cambiar básicamente deenfoque, partiendo desde un concepto que resulta esencial de modificar: el de lucha.

¿Como se lucha contra algo que no tiene forma, rostro y ni siquiera es localizable? ¿Es que acaso la historia yla ciencia política nos demuestran que ante los fenómenos sociales, la respuesta por parte del aparato de gobierno debe ser la de darles una tratamiento adecuado, resultado de una precedente labor deinvestigación y comprensión acerca de un problema complejo, atendiendo así al problema mismo de raíz?
Sin propuesta política

Hoy día, lo que resulta mas alarmante es que ante el grado de sujeciónen que se encuentra la casi totalidad del aparato de estado mexicano ante el poder económico, la mal llamada clase política (que hoy ya no lo es porque no realiza ya ninguna labor relevante en la tomade decisiones y más bien se ha llenado de meros gestores del programa delineado por las oligarquías nacionales).

Este fenómeno ha ido llenando los espacios destinados a la política de gente que...