Adios de carrasco
Fernando Escalante Gonzalbo
En México la violencia adquiere cuatro formas. La que ocurre en el mundo rural y que contrasta con la del mundo urbano; la que sucede en las ciudades fronterizas, y la desatada en las zonas remotas. Cada una posee una explicación y un contexto distintos, que Fernando Escalante Gonzalbo se ocupa de aclarar en este penetrante ensayo
Convieneaclarar de antemano que no hay, en lo que sigue, un análisis sociológico del homicidio en México. No exploro de modo sistemático ninguna de las hipótesis que se manejan habitualmente en la criminología y la sociología del delito. Me limito a exponer las tendencias observables en los últimos 20 años, a partir del análisis territorial. Entre otras razones porque la distribución territorial sugierepoderosamente que no hay un único perfil del homicidio en México, es decir, no es factible una explicación general.
La estadística delictiva es problemática siempre, también es factible. En México, como en cualquier otro lugar, hay dos fuentes obvias para documentar el homicidio: la policía y el Registro Civil.1 La base de datos del Sistema Nacional de Seguridad Pública, que en ocasiones seemplea, tiene tres problemas básicos: cubre un periodo muy breve, porque sólo tiene información de 1997 en adelante; presenta los datos agregados por estado y prácticamente sin información sobre las víctimas; y registra presuntos homicidios denunciados ante el Ministerio Público, lo cual implica que no haya registro si no se presentó denuncia o que pueda haberlos duplicados en otros casos. Laalternativa es la base de datos de defunciones del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática, formada a partir de las actas de defunción del Registro Civil, convalidadas por la Secretaría de Salud;2 hay información desde 1990 y se registra género, edad, ocupación, escolaridad y lugar de residencia de las víctimas, y municipio en que ocurrió el homicidio. Es la fuente de información entodo lo que sigue. El único problema, y es relativamente menor, es que tarda en capturarse, de modo que la información de un año está disponible sólo en el último trimestre del año siguiente (y por esa razón el análisis llega hasta 2007).
Los estados
La tasa nacional es un indicador muy grueso, muy inexacto, que apenas sirve como primera aproximación. Si se miran los datos desagregados, porestados, aparece un panorama de muchos contrastes. Hay algunos estados que a lo largo de todo el periodo, de manera consistente, tienen tasas de homicidios muy inferiores a la nacional: Yucatán, Nuevo León, Aguascalientes, por ejemplo, con índices de entre dos y cinco homicidios por cada 100 mil habitantes; Tlaxcala, Querétaro e Hidalgo, entre tres y ocho. Hay otro grupo de estados cuyas tasas sonsiempre superiores e incluso muy superiores a la nacional, del doble o más: Guerrero, Michoacán, Oaxaca, Sinaloa, que en los primeros años noventa registraban tasas de hasta 40 homicidios por cada 100 mil habitantes, y hacia 2007 de entre 15 y 20. Y hay, finalmente, algunos estados como Chihuahua y Tamaulipas, que a principios de los noventa tenían tasas inferiores a la nacional y en la segundamitad del periodo tienen consistentemente tasas muy superiores a la nacional.
No es una sorpresa ni resulta raro: eso sólo habla de la extraordinaria heterogeneidad del país, de las diferencias territoriales, demográficas, de estructura productiva, entre los estados. Ahora bien, durante el periodo no sólo disminuye la violencia sino que se desplaza, hay estados en que se reduce mucho la tasa yotros, en cambio, en los que aumenta. Vale la pena ver ese movimiento con algún detalle.
En la península de Yucatán, Tabasco y Veracruz hay en general tasas muy bajas, siempre inferiores a la nacional y descendentes, con la excepción de los municipios de Benito Juárez y Solidaridad en Quintana Roo, muy inestables, y durante algunos años las regiones de Nautla y del Papaloapan en Veracruz y...
Regístrate para leer el documento completo.