Adler Olsen Jussi Departamento Q 03 El Mensaje Que Llego En Una Botella

Páginas: 612 (152911 palabras) Publicado: 24 de abril de 2015



JUSSI ADLER-OLSEN

El mensaje
que llegó
en una botella
Índice
Resumen 6
Prólogo 7
Capítulo 1 10
Capítulo 2 15
Capítulo 3 18
Capítulo 4 23
Capítulo 5 33
Capítulo 6 39
Capítulo 7 48
Capítulo 8 55
Capítulo 9 65
Capítulo 10 69
Capítulo 11 81
Capítulo 12 90
Capítulo 13 95
Capítulo 14 108
Capítulo 15 117
Capítulo 16 123
Capítulo 17 132
Capítulo 18 142
Capítulo 19 151
Capítulo 20 156
Capítulo 21167
Capítulo 22 182
Capítulo 23 189
Capítulo 24 196
Capítulo 25 208
Capítulo 26 218
Capítulo 27 228
Capítulo 28 237
Capítulo 29 255
Capítulo 30 258
Capítulo 31 262
Capítulo 32 273
Capítulo 33 284
Capítulo 34 294
Capítulo 35 298
Capítulo 36 306
Capítulo 37 316
Capítulo 38 323
Capítulo 39 329
Capítulo 40 336
Capítulo 41 346
Capítulo 42 358
Capítulo 43 375
Capítulo 44 380
Capítulo 45 385
Capítulo 46396
Capítulo 47 404
Capítulo 48 411
Capítulo 49 415
Capítulo 50 422
Capítulo 51 429
Capítulo 52 434
Epílogo 440
Agradecimientos 449









Dedicado a mi hijo Kes

Resumen
¿Puede un terrible hecho del pasado seguir teniendo consecuencias devastadoras? Cuando una botella que contiene un mensaje escrito con sangre humana llega al Departamento Q, el subcomisario Carl Mørck y sus asistentes Assad yRose logran descifrar algunas palabras de lo que fue la última señal de vida de dos chicos desaparecidos en los años noventa. Pero ¿por qué su familia nunca denunció su desaparición? Carl Mørck intuye que no se trata de un caso aislado y que el criminal podría seguir actuando con total impunidad.


Prólogo
Era la tercera mañana, y el olor a brea y algas empezaba a pegarse a la ropa. Bajo el suelode la caseta para botes, el agua, grumosa de hielo, se mecía al golpear los postes de sustentación, evocando recuerdos de tiempos mejores.
Levantó el torso del lecho de periódicos viejos y se incorporó para poder vislumbrar el rostro de su hermano pequeño, que incluso dormido parecía atormentado y aterido de frío.
Dentro de poco despertaría y miraría confuso alrededor. Sentiría las correas decuero que apretaban sus muñecas y su cintura. Oiría el ruido de la cadena que lo tenía amarrado. Observaría la ventisca y la luz abriéndose paso entre las tablas embreadas. Y después se pondría a rezar.
La desesperación asomó un sinfín de veces a los ojos de su hermano. Una y otra vez se escucharon rezos ahogados a Jehová tras la firme cinta adhesiva que tapaba su boca.
Pero ambos sabían que Jehová nose dignaba a mirarlos, porque habían bebido sangre. Una sangre que su carcelero había vertido en sus vasos de agua. Vasos de los que los dejó beber antes de decirles lo que contenían. Habían bebido agua con sangre prohibida y se habían condenado para siempre. Por eso los quemaba más la vergüenza que la propia sed.
–¿Qué crees que va a hacernos? –le preguntó la mirada temerosa de su hermanopequeño. Pero ¿cómo iba a saber él la respuesta? Su instinto, no obstante, le decía que pronto terminaría todo.
Se tumbó y volvió a inspeccionar la estancia a la débil luz. Dejó que su mirada surcara las vigas del techo y atravesara las telarañas. Se fijó en los salientes y nudos de la madera. En las pagayas y remos podridos que colgaban del pescante. En la red podrida que hizo su última captura añosatrás.
Entonces reparó en la botella. Por un instante, un rayo de sol se deslizó por el cristal azulado y lo cegó.
Estaba muy cerca, pero era difícil de alcanzar. Encajada justo tras él entre las toscas tablas del suelo.
Metió los dedos por entre las tablas y asió con cautela el cuello de la botella mientras el aire de su entorno se helaba. Cuando lograra sacarla iba a romperla y cortar con los cascosla correa que atenazaba sus muñecas por detrás. Y cuando la correa cediera iba a buscar con sus manos entumecidas la hebilla que había a su espalda. Iba a soltarla, arrancarse la cinta adhesiva de la boca, deshacerse de las correas de cintura y muslos y, en el mismo instante en que la cadena que estaba enganchada a la correa ya no lo sujetase, iba a lanzarse a liberar a su hermano pequeño. Lo...
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