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Rodolfo había encontrado su vocación. Después de estudiar una carrera relativa al mundo de las
matemáticas, decidió hacer un giro de 180° en su vida y dedicarse a su mayor pasión actual: tocar
elcontrabajo.
Si bien no ahondó mucho en razones, le encantaba la idea de tener una banda de jazz, género
musical que había conocido hace un par de años y le había encantado. Entró sumamenteentusiasmado a un instituto de música, donde se especializan en la formación del género, y luego
de un par de meses comenzó a sentirse muy desmotivado, pues no estaba satisfecho con los
resultados obtenidos.En efecto, estudiaba todos los días unas seis horas, pero al momento de presentar sus avances a
los profesores, no expresaba todo lo avanzado. Así también, le molestaba no estar interpretandopiezas de jazz propiamente tal, pues sus profesores insistían en que solo practicase escalas y
posiciones básicas “para fortalecer las manos”.
Un día, comentando la situación con uno de sus compañeros,Andrés, que estudiaba trompeta,
llegó a la conclusión de que la música no era lo suyo. Esto debido a que veía los avances que su
amigo realizaba y que, en comparación a los suyos, eran enormes.Alentado por Andrés, decidió comentar la situación con su profesor directamente.
En una conversación extensa, el profesor sorprendido, le comentó a Rodolfo lo muy prometedor
que veía su futuro en lamúsica, pues para ser un instrumento tan complejo, él había expresado
notables avances para el poco tiempo que llevaba. Aclarando que, desde su perspectiva, lo que le
ocurría a Rodolfo no era unproblema de talento, el profesor le dijo: “Su problema es que usted
está desmotivado”.
Al reflexionar un momento sobre este aspecto, Rodolfo se sintió confundido, pues no sabía por
qué podría sentirsedesmotivado. Comenzó a repasar algunas situaciones y reconoció que algunas
cosas no eran como las había pensado antes. Además, el tiempo que se necesitaba para llevar a
cabo sus estudios era mucho,...