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Dios amó tanto a la gente de este mundo, que meentregó a mí, que soy su único Hijo, para que todo el que crea en mí no muera, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo almundo para condenar al mundo, sino para salvarlo por medio de él.
Es claro que no reza quien, lejos de elevarse a Dios, requiere que Dios serebaje a él, y quien recurre a la plegaria, no para mover al hombre en nosotros a desear lo que Dios desea, sino sólo para persuadir a Dios deque desee lo que el hombre en nosotros desea.
La belleza es, en efecto, un buen regalo de Dios; pero los buenos no deberían pensarlo como ungran bien. Dios lo concede incluso a los malvados.
El Dios a quien reconoce la ciencia debe ser exclusivamente el Dios de las leyesuniversales. Un Dios que hace una venta al por mayor, no un negocio minorista. Él no puede acomodar sus procesos a la conveniencia de los individuos
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