Administrar y democratizar lo educativo
Mariana Alonso Brá Mirta Judengloben Marisa Álvarez Natalia Coppola
Equipo de la cátedra de Administración de la Educación, carrera de Ciencias de la Educación, FFyL, UBA
1. En este artículo presentamos las nociones de administración y gestión provisoriamente como sinónimos, sin desconocer que sus significados y su relaciónconstituyen una controversia relevante.
La administración y sus sujetos Desde las miradas tradicionales y aún predominantes –tanto las provenientes de la administración pública como de la administración empresarial– la administración o gestión educativa1 nunca podría tener un papel activo en la construcción de un proceso de democratización pedagógica.
Esto está dado por motivos diferentes, aunqueinterrelacionados: • La administración se construyó y concibió históricamente como un espacio o una actividad totalmente condicionada, sujetada o derivada de otras, sin las cuales perdía sentido. Es decir, un medio al servicio de un fin que la determinaba y le confería significado: en la administración pública, un fin jurídico; en la administración empresarial, el rendimiento o la productividadeconómicos (Oszlak, 1984; Morgan, 1990; Alonso Brá, 2004). • Esa sujeción –su condición de medio– involucraba la desaparición de los sujetos (individuales y colectivos) con sus intereses y sentidos específicos, particulares, dejando el administrar directamente significado como una práctica de reducción de la “arbitrariedad subjetiva”, de forma de asegurar la prevalencia de ese mandato –legal oeconómico (Crozier y Friedberg, 1990; Coriat, 2000). • Considerando un orden de explicación diferente que podríamos calificar como epistemológico, predomina
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aún hoy una visión unilateral de los procesos político-pedagógicos. Esta visión escinde los “aspectos administrativos” de los políticopedagógicos, incluso oponiéndolos entre sí y omitiendo, por lo tanto, que los medios también son fines.Este tipo de mirada está muy extendida en las ciencias sociales, en general, y en las ciencias de la educación, en particular. Podríamos reconocer el mismo divorcio entre fines y medios que despoja a la pedagogía de sus aspectos políticos y la reduce o limita sólo a sus aspectos didácticos. Desde esta herencia predominante, la administración educativa (considerada como ese espacio y sus sujetosubicados entre los niveles políticos y las escuelas pero que, a su vez, los involucra) es pensada como un ámbito relativamente homogéneo, opaco, técnico. En otros términos, un espacio sin sujetos, al servicio de toda (o cualquier) política educativa: la administración debe implementar, es decir, proveer los medios adecuados para la actividad de las escuelas, según los fines políticos2 (Oszlak,1984). Sin embargo, desde nuestra perspectiva, la “implementación” de una política pública (aquellos medios) es parte constitutiva de la propia política (sus fines). La administración como práctica es un proceso –difícilmente lineal– de definición o de agregación conflictiva, implicado en la materialización de la política educativa en ámbitos y con sujetos particulares. En éstos, creemos, es donde lapolítica “se continúa”, dirime su sentido, dirección y consecuencias (Oszlak y O’Donnell, 1982; Twaytes 2000, Judengloben, 2005). Dicho en otros términos, esa herencia predominante vela la administración educativa porque dados unos fines –construidos en un nivel
superior que la trascendería– establecería o debería establecer procesos y procedimientos lógicamente derivados de esos propósitospreestablecidos. Los objetivos “recibidos” se operacionalizarían en metas, actividades, tiempos y recursos que se dispondrían hacia las escuelas. Como contracara, la política se presenta escindida de su dimensión administrativa, de su materialización, con lo que queda también velada y restringida a su formulación abstracta o a una mera retórica de proclamación de intenciones. Llegados aquí, vale la...
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