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TÍTULO II: “DE LOS DERECHOS Y DEBERES
FUNDAMENTALES”

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ÍNDICE
I. Introducción: constitucionalismo y derechos fundamentales
II. Las declaraciones de derechos en el constitucionalismo de la República Dominicana:
aspectos generales
1. Antecedentes históricos y nociones previas
2. Derechos y deberes fundamentales en la Constitución dominicana vigente: ideas
generales para una reforma3. El Informe de la Comisión Especial para la Reforma Constitucional: aspectos
estructurales en materia de derechos fundamentales
III. De la Constitución vigente al Informe de la Comisión Especial para la Reforma
Constitucional
1.

Alcance del análisis

2.

Aspectos previos y estructurales

3.

Los derechos reconocidos
A) Cuestiones previas: la rúbrica del capítulo y el párrafointroductorio
B) Derechos Civiles (Sección A: artículo 14, apartados 1 a 10)
C) Derechos Sociales (Sección B: artículo 14, apartados 11 a 24)
D) Derechos Culturales (Sección C: artículo 14, apartados 25 y 26)
E) Derechos Ecológicos (Sección D: artículo 14, apartado 27)
F) Derechos Políticos o Ciudadanos (Título III)

4.

Los deberes fundamentales (Capítulo II: artículos 15 y 16)
A)Consideraciones generales
B )Los deberes reconocidos

IV. Conclusiones

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DE LOS DERECHOS Y DEBERES FUNDAMENTALES
I. Introducción: constitucionalismo y derechos fundamentales
Cualquier reflexión sobre la regulación constitucional de los derechos
fundamentales debe partir de un dato: éstos constituyen, ni más ni menos, el
núcleo

básico

de

la

Constitución.

O, por

decirlode

otra

manera,

el

constitucionalismo, entendido como la pretensión histórica de limitar jurídicamente
el poder, se basa esencialmente en la afirmación de los derechos fundamentales.
Esta afirmación resulta igualmente válida para caracterizar desde sus
orígenes tanto el constitucionalismo norteamericano como el continental europeo.
Así resulta con toda evidencia de la Declaraciónde Independencia de los Estados
Unidos, de 4 de julio de 1776, cuando señala, como “verdades evidentes”, que
“todos los hombres son creados iguales”, y “dotados por su Creador de ciertos
derechos inalienables”; y “que para garantizar estos derechos se instituyen entre
los hombres los gobiernos”. Ése, y no otro, es también el sentido del conocido
artículo 16 de la Declaración de Derechos delHombre y del Ciudadano, de 26 de
agosto de 1789: “Toda sociedad en la cual la garantía de los derechos no está
asegurada ni la separación de poderes establecida no tiene Constitución”. No es
casualidad que, inmediatamente después de la Revolución que marcó el final del
Antiguo Régimen absolutista y el inicio de la era constitucional, este primer gran
documento constitucional del continenteeuropeo (posteriormente incorporado
como cabecera de la primera Constitución escrita europea, la también francesa de
1791) recoja las dos bases de esta nueva era: garantía de los derechos y
limitación (separación) del poder. Por ese orden. Estrictamente lógico: la
organización del poder (de los poderes del Estado: parte orgánica de la
Constitución) está al servicio de la garantía de losderechos (del Hombre y del

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Ciudadano: parte dogmática). Para garantizar los derechos, se instituyen los
gobiernos.
La misma idea subsiste hoy, como no podía ser de otra manera dado su
carácter básico, en el moderno constitucionalismo, tanto europeo como americano.
Es, de hecho, uno de los pilares centrales de lo que se ha dado en llamar la
progresiva consolidación de un verdadero iuscommune en esta materia (García de
Enterría). Se hace presente en fórmulas como la de que “el pueblo alemán
reconoce... los derechos inviolables e inalienables del hombre como fundamento
de toda comunidad humana, de la paz y de la justicia en el mundo” (art. 1.2 de la
Ley Fundamental de Bonn, de 1949), o aquélla según la cual “la dignidad de la
persona [y] los derechos inviolables que le son...