Adolecencia
Si con criterio ingenuo dirigimos nuestra mirada mental hacia nosotros mismos, es decir, si hacemos nuestraintrospección, nos sorprenderemos al comprobar que el campo de nuestra conciencia puede estar ocupado por muy diversos contenidos.
Unas veces serán puras imágenes sensoriales (una cara, una melodía, eldolor que nos produce un zapato estrecho, el gusto de un buen postre) las que ocuparán su parte central más destacada. Nuestra actividad se limita a contemplarlas, sentirlas o gozarlas, de un modo alparecer completamente pasivo. Entonces se dice que nos hallamos en una fase sensoperceptiva del funcionalismo consciente. Otras veces, al observarnos, nos sorprenderemos elaborando relaciones yestableciendo engarces entre diversos datos del conocimiento: entonces se dice que pensamos, y los psicólogos afirman que la actividad consciente se halla en fase de producción intelectiva. Otras veces, encambio, al introspeccionarnos sólo conseguimos sentir un malestar indefinido, una inquietud más o menos angustiante, que nos parece debida a algo que ocurrió o que nos hace falta que ocurra, y que, sinembargo, no está presente en ese momento. Prima entonces ese peculiar estado de ánimo, que según cual sea su intensidad se llama sentimiento o emoción y los psicólogos nos dirían que la persona sehalla en fase afectiva.
Finalmente, también podemos sorprendernos, a veces, en plena realización de planes de acción, confundiéndose entonces los límites entre los datos del mundo exterior y de nuestropropio Yo. Cuando estamos entregados a una tarea, a un trabajo o a una actividad deportiva cualquiera, apenas si podemos realizarla y al propio tiempo analizarnos, pues los movimientos musculares nosenlazan con el ambiente de un modo tan íntimo que casi pasamos a formar parte de él. Por eso la gente cuando está absorbida por un trabajo o una lucha no se da cuenta exacta de los golpes que...
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