Adolescencia, Mirada Clinica
La carta a Fliess (1896/1986) marca un hito en la psicopatologíapsicoanalítica al valorar al trauma o al abuso sexual en la infancia, aunque los considera, en su mayoría, fantasías histéricas, cuyo estudio le abrirán a Freud nuevos caminos en el psicoanálisis.
Fain,Kreisler, y Soulé (1999) excluyen de los trastornos psicosomáticos: las repercusiones psicológicas de enfermedades invalidantes y las minusvalías; las enfermedades orgánicas agravadas por conductaspsicológicas anormales - por ejemplo, el epiléptico que no toma su medicación-; las histerias de conversión; los tics; las cinequinesias paradójicas; las catatonías; los trastornos mentales provocadospor una agresión al SNC - sea traumática, inflamatoria, vascular o tóxica; los pseudos problemas que son el cortejo sintomático en niños con leves alteraciones, o normales.
En nuestro medio muchosneurólogos y psiquiatras han medicalizado los síndromes de desatención y de hiperactividad de los niños y adolescentes, bajo el desconcierto de muchos padres y educadores necesitados de información.Escribe Marya Hornbacher en su obra Días perdidos (1999): “Vaya, vaya, Herr Doctor,/ Vaya, Herr Enemigo. / Soy su obra,/Soy su tesoro, soy bebé de oro puro / Que se funde en un grito. /Me retuerzo y ardo/ No crea que subestimo, su gran preocupación/Ceniza, ceniza./ Usted atiza y remueve /Carne, hueso, nada hay” (p.192).
En países donde el analfabetismo, la desnutrición, las enfermedades endémicas ylos grupos delictivos marginales han diezmado las posibilidades de maduración de los niños y adolescentes, por ejemplo, los enanos nutricionales, al tiempo que, en los países europeos la talla...
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