Adán Buenos Aires.

El fluir de las cosas….


En estas líneas deseo compartir una breve reflexión surgida en mí tras la lectura del fragmento de la obra titulada Adán Buenosayres, De Leopoldo Marechal.
En primer lugar pasaré a esbozar la doctrina del filosofo Griego Heráclito de Éfeso que vivió en Grecia en el siglo V A.C. la interpretación de su doctrina será de capital importancia paranuestra reflexión acerca de la obra de Marechal.
El autor del cuaderno de tapas azules comienza con la narración de sus primeros años de vida, lo hace hablándonos del mundo exterior donde todo transcurre como en una danza en un círculo, el árbol, la piedra, el niño y el buey giran enlazados en un especie de baile continuo. Se preguntará - ¿Cuál será su círculo entre los otros círculos?-Mi vida ensus primeros diez años, nada ofrece que merezca el valor de la pluma o el ejercicio de la memoria… el niño, el árbol, la piedra y el buey giran enlazados en un baile primero, sin distinciones de color ni choques de fronteras. Pero más tarde en virtud de su peso natural, el alma se coloca en el centro de la rueda; y desde allí, inmóvil y como en suspenso, ve que a su alrededor siguen girando lasdemás criaturas: el árbol en el círculo del árbol, la piedra en el círculo de la piedra y el buey en el círculo del buey. Y en ese punto el alma se pregunta cual será su círculo entre círculos y su danza entre danzas. [1] En su búsqueda, hallará una respuesta a este interrogante, que consistirá en su vocación de amar, el amor hacia otro, la que es llamada con el apelativo de Aquella. Pero en eldescubrimiento de esta realidad se encontrará con otra situación que es a la que me quiero referir y la que consideraremos. Esta realidad o situación a la que me refiero consiste en el devenir continuo de las cosas: plantas, animales, las estaciones y el hombre, todo ese círculo que gira, es un devenir constante, y en ese continuo movimiento deseará encontrar un lugar donde las cosas permanezcaneternamente vivas, sin sufrir cambios, nos refiere Adán: - Con el andar del tiempo, aquella desazón que aún ignoraba su nombre fue concretándose y esclareciéndose hasta lograr en mí una lucidez no menos dolorosa; empecé a sentir que la tierra no era ni durable ni firme bajo mis talones. Y la realidad movediza como las arenas, cuya incesante mutación veía yo en los hombres, animales y cosas de la llanura,no tardó en ocupar mis desvelos hasta un punto difícilmente creíble si ha de juzgarse por el verdor de mi edad. Aquel devenir extraño, aquella degeneración inquietante que se manifestaba en los días y las noches, las primaveras y los otoños, los nacimientos y las muertes, los júbilos y las desgracias, cuyos vaivenes misteriosos compartía yo con mi tribu de la llanura, fueron inclinándome a dosmociones del alma cuyo ejercicio no he abandonado aún; cierta inclinación a la duda, que me hacía recelar de todo aquello que trajese demasiado visible la señal del tránsito y el color de la finitud; y un ansía entrañable de lo permanente, un deseo acariciado hasta las lágrimas de algún mundo en cuya estabilidad se durmiera el Tiempo y se que quebrara el Espacio.[2] Adán Comienza a darse cuentaprimero del devenir de las cosas, del que nos hablaba el filosofo griego Heráclito, Adán desea encontrar un lugar donde librarse de esta realidad, anhela encontrar un lugar estable y libre de finitud, ansiará esto para aquella, aquí estará su fallo en mi opinión, en su deseo de evadir la realidad cambiante con sus consecuencias no logra librarse de ella y sus efectos, el paso del tiempo, la muerte.Para ello renuncia a compartir la vida con aquella y piensa que manteniéndola en su mente, lugar que él piensa no podrá sufrir las consecuencias del devenir, no cae en la cuenta que con ello la coloca en la misma circunstancia de la que deseaba liberarla, porque al buscar con denuedo este evadir la realidad, sus consecuencias sin darse cuenta cae en un circulo vicioso, en su intento de librarse...