Agave
Por: Pedro Figueroa B1., Victor M.Villalvazo L., Rodolfo González F., Gerardo Cruz, S. y Peter, R.W.Gerritsen.
1. Allá en El Ejido de la Ciénega, Municipio del Limón, Jalisco, en lo alto del cerro El Narigón se observan como las sombras proyectadas por la enorme roca conocida como la“piedra mona”, comienzan a desaparecer hasta que se iluminan por completo las cuevas, que se forman bajo su base. Mas abajo, en la mitad de las parcelas de por ahí, el aire caliente forma remolinos con los olores y colores que tiene el tiempo de la cosecha del maíz, del cacahuate, de las calabazas, del fríjol, los limones y el tomate y los esconde en lo profundo de aquellas cuevas, para cuando llegue eltiempo de rescatarlos del olvido, y de recuperar la memoria de un pueblo, cuyos campesinos se resisten a volverse empleados en su propia tierra.
Y es que en otras muchas parcelas, en el aire caliente de hoy, ya revolotean azules y punzantes olores y palabras que entonan un discurso diferente a la sabiduría campesina de ese lugar, que no les permiten entender muy bien porqué muchas parcelasallá abajo se han teñido de un espinoso color azul y se ha cambiado el castizo color amarillo con que se pintaba la esperanza y se imaginaban los sueños que traían la llegada de las cosechas. Con los ecos de estas palabras azules y punzantes, es que llegaron las empresas agaveras al ejido de la Ciénega, proponiendo rentar la tierra a los campesinos con contratos que cubren de 6 a 8 años para lasplantaciones y cosecha del agave. Sin embargo, son estas palabras las que no pueden responder a la lógica campesina siempre custodiada en la enseñanza de los viejos del Ejido, que cuestiona: ¿Quien paga el suelo que ahora se va con las tormentas gracias a las nuevas técnicas de uso de suelo traídas por las empresas agaveras? ¿La renta de los años de agave paga por el suelo que se va? ¿Cuánto valerecuperar ese suelo? ¿Alguna vez se hablará de esto en el contrato de las empresas agaveras?
Y ante esto, aquí habla la palabra verdadera, la del castizo color de la cosecha, la que dice lo placentero que solía ser sentarse a disfrutar la lluvia que como bendición bañaba las parcelas ya sembradas para llenarlas de vida y de maíz y no para llenar de tierra las zanjas y los canales de riego, tierraque se escurre de las enormes cárcavas que ahora se forman dentro de los terrenos con agave. Y aquí habla esa palabra para decir que son cálculos de dinero lo que solo entienden las empresas agaveras; y que son los números azules, dados por la economía de la política económica neoliberal, que no está por demás decirlo, los que tienen mucho tiempo queriendo desaparecer no solo al campesino, si notambién su historia y el conocimiento local que da sentido de identidad.
Y dice entonces esta palabra de las cuentas verdaderas: si la empresa gana cientos de miles de pesos por la venta del producto ya procesado que sale del agave cosechado en las tierras del Ejido de la Ciénega y solo le cuesta pagar a cada campesino, por que así lo dice el contrato, el equivalente a lo que valgan,- según elmercado-, dos toneladas de maíz por año por cada hectárea rentada,. ¿Cuanto debería de pagar para que cada productor logre recuperar las más de 10 toneladas de tierra fértil, que se erosiona en dos horas de lluvia con 50 mm de precipitación, de cada una de las hectáreas que se miran pintadas de azul, desde allá desde lo alto de la roca que le dicen la piedra mona?,
¿Cuando se sentarán juntos elcampesino y los empresarios, para hablar de estas cuentas verdaderas que se hacen, aplicando el criterio verdadero que vive en los campesinos, sin que la experiencia técnica, la tecnología, el dinero, las mentiras y sobre todo el trabajo sucio de mas de dos décadas de políticas perversas para el campo, disfracen u oculten los costos sociales y ambientales que conlleva la pérdida de la...
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