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Amenábar carga las tintas, descontextualiza y simplifica al máximo ciertos personajes como San Cirilo o Amonio. Aquellos hechos reprobables se sitúan, por tanto, en elcontexto de la confrontación de dos cosmovisiones, de dos culturas, la pagana y la cristiana, y es ahí precisamente donde Amenábar quiere aprovechar para proponer su propia filosofía de la historia:si el paganismo fue luz, el cristianismo es oscuridad; si el paganismo fue progreso, el cristianismo fue retroceso.
No es una metáfora caprichosa: en Ágora, los paganos visten de blanco (Orestes,Hipatia), y los cristianos de gris o de negro (Amonio, Cirilo). A este esquema bipolar, Amenábar añade a lo largo del film una vuelta de tuerca: lo malo no es en realidad el cristianismo, sino cualquierconcepción teológica. Ya sean los dioses paganos o el Dios cristiano y judío: la religión oscurece la razón, desprecia a la filosofía y frena la ciencia y el progreso. Frente al escepticismo quegenera ver tanta guerra de religión en un kilómetro cuadrado, Hipatia declara: “Yo creo en la Filosofía”.
Amenábar viene a decir que la difusión de la fe cristiana supuso una marcha atrás en lacultura, en la civilización, en la filosofía y en la ciencia. De dar eso como cierto se desprende necesariamente un juicio sobre la Iglesia presente y actual, la del siglo XXI. Y ahí reside la relevancia deÁgora, que bajo el envoltorio de una película histórica, propone un juicio sobre el valor actual de las religiones en general y del cristianismo en particular.
Desmentir esa afirmación precisaría...
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