agricultura en la revolucion mexicana
«Tierra y Libertad» llegó a ser no sólo la consigna, sino también el símbolo y señal distintiva de una revolución que, ciertamente sin haber alcanzado la envergadura y el ímpetu de la revolución socialista de octubre, la precedió en el tiempo y resolvió (o más esencia similares a aquellos que enfrentó la Rusia revolucionaria.La consigna de«Tierra y Libertad» entrañaba dos elementos que constituían los factores esenciales de tensión social en constante crecimiento en tiempos de Porfirio Díaz. Es característico que cada una de las dos clases sociales que fueron la fuerza fundamental de la revolución – la intelectualidad y el campesinadoeligiese una parte diferente de esta consigna. En los medios intelectuales, «libertad» se comprendía muyconcretamente, reduciendo este concepto a la demanda de respetar estrictamente la letra de la constitución mexicana del año 1857. La parte relativa a «tierra» planteó en cambio en toda su gravedad el problema de la abrumadora mayoría del pueblo mexicano: el problema de los 10 millones de peones desnutridos, retrasados en lo que respectaba a la civilización y sobre todo privados de tierraJustamente ellos, con su afán más o menos consciente de obtener o recuperar la tierra, se convirtieron en fuerza motora de la revolución mexicana. Al fenómeno consistente en que a los campesinos y comunidades se les iba quitando sistemáticamente la tierra, le acompañaba otro fenómeno opuesto: la progresiva concentración de las tierras en manos de los latifundistas: hacendados o sociedades extranjeras,principalmente norteamericanas
En los años precedentes a la Revolución de 1910 se produjeron varias veces sublevaciones campesinas aisladas, mas los tristemente célebres «rurales» aplastaron brutalmente y con relativa celeridad estos movimientos, lo que sólo podía diferir, mas no imposibilitar la explosión4. Sin embargo, antes del año 1910 no hubo en México condiciones que permitiesen el triunfodel movimiento campesino. Las masas campesinas carecían de dirigentes, carecían de recursos financieros (p.ej. para la adquisición de armas), no estuvieron en condiciones de entablar contactos a fin de efectuar los correspondientes preparativos. La mayoría del campesinado permanecía pasiva y políticamente indiferente. La conciencia de su propia dura situación se extendía entre los campesinos condemasiada lentitud. A pesar de esto, los años 1876 - 1910, o sea la época de la presidencia, o más exactamente dictadura, de Porfirio Díaz, examinados más de cerca y sobre todo por quien procure ser objetivo, trascienden a mi juicio el marco de una apreciación cabalmente negativa. No es esta la ocasión para estudiar en detalle los logros del porfirismo, pero la iniciación del moderno desarrollo deMéxico, los gérmenes de la industria moderna, la creación de la indispensable infraestructura y el crecimiento del producto nacional de 20 a 100 millones de pesos, como también – lo que es aun más importante - el logro del equilibrio presupuestario: todos estos hechos son más bien incuestionables. Cuando llegó la revolución, México
Lo que puede parecer paradójico – se encontraba camino de unaindudable prosperidad Por otra parte, el problema de la cooperación y de la acción común no era fácil. Una institución igualmente arraigada que el particularismo y en realidad, derivada de éste – fue en México la de los jefes locales. Estos ejercían el poder o bien formal como, por ejemplo, los jefes políticos porfiristas – o bien usurpatorio en el terreno de su influencia. En casos en que el aparatopolítico-administrativo simplemente no existía o tenía reducidas posibilidades –particularmente en el período de la revolución los jefes locales (caudillos, caciques), al disponer ora de recursos económicos ora de fuerza militar, o de una combinación de ambos, podían ejercer el «gobierno de las almas» no impugnado por nadie. El período de desconcierto revolucionario afianzó las tradiciones de...
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