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Alejandro Tortolero’
a lnistoria medioambiental tomó un fuerte impulso como respuesta a la supuesta “crisis de la historia” que en 1992 señalara Francis Fukuyama, cuando lanzó al mercado su provocativo libro: E1 &de la historia el autor establecía su pesimismo respecto al futuro de la historia, pesimismo que noera nuevo; ya desde 1989dos revistas de diferente tradición, pero con importantes aportaciones ai campo de la historia, habían transmitido esta preocupación. En sueditorial de 1989, la revista Annales a0rmaba: ‘Tiempo de incertidumbre... los paradigmas dominantes que se buscaban en el niarxsmo, el estructuaiismo o la cuantiíicación, han perdido sucapacidad estructurante” ( h a l e s , 1989). Porsuparte, en 1arevistaAmerinviHistoncalRevieur D.Harlan establecía en su editorial de 1989: “El regreso de la Literatura ha sumergido a los estudios históricos en una extendida crisis epistemológica” (Chartier, 1995).
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1. hTRODmUCCi6N: LOS NUEVOS SUJFXOS DE LA HISTORIA
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IZRWALAPA 50
enero-iunio del ZOO1 pp. 425-454
* Rofesor investigador del Departamento de Filosofia de laZiniversidad Autónoma Metr&olItana, UnidadIztapalapa
Alejandro Tortolero
La paradoja era que la vitalidad en la edición de obras de historia no r e k j a ba dicha crisis, ésta parecía tener sus causas en la desaparición de los modelos de comprensión, de los principios de inteligibiüdad, comúnmente aceptados por los historiadores. Vale la pena seiialar que la llamada historiaconquistaciorareposa sobre dos proyectos: el estructuralista y el cuan titativa y es esta forma de hacer historia la que vive una crisis. La respuesta a las inquietudes de Marc Bloch (no hay historia económica y social, hay historia] y a la totaiización cartesiana pronto tuvieron serios obstáculos. El análisis de la totalidad social,por su giohalidad, es una operación intelectual dfficil. todo sejuega en lasmodalidades de s u puesta en práctica. En Francia la puesta en práctica fue del todo a laspartes desmmposición del tiempo. del espacio, de los dominios de la realldad humana. El conocimiento del todo partia de lasm e s . Esto explica el predominio de la monografia local durante veinte años, basado en l creencia epistemológica de que el a saber global progresa por acumulación de wnmimientos locales.Sin embargo el pmy& no se lo@. lo general no se logra con anáüsis precedentes sino con otros métodos, otras escalas y otros indicadores. Por ejemplo, la Revolución industrial en Europa o l adquisidón del a status de noble en el antiguo régimen, no se danpor hechos a h - de i suma de a las partes. Además existian serios problemas prácticos para pensar en este ejercicio
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de la historia: elaislamiento de los invesügadores, la evolución de las problemáticas a medida del avance de las investigaciones, la ausencia de reflexión sobre el signincad0 de los límites adoptados y sobre la manera según la cual se articulan a otros objetos de escala diferente, entre otros. En síntesis, esta forma de hacer historia parecía confundir las piezas con el rompecabezas. Con este procedimiento, lo localy lo global no se comunican. La pwiMdad de s lr de la crisis se enai contró en la búsqueda de nuevos obje-
tos,dedíálogosconotrasdendassociales,
de nuevas prácticas. Entre ellas surgieron con mucha fuerza la microhistoria, la historia narrativa, la historia cultural,la nueva historia política y la historia medioambiental. La micmhistoria es una práctica historiográíica con referenciasteóricas múltiples y eclécticas que intentan responder a l pregunta: por qué hacer una a investigación simple cuando se puede hacer complicada. Para obtener una contestación, G . Levi, uno de sus principales impulsores. propone introducir al programa de investigaciónvarios aspectos: debatir sobre la racionalidad, tomar el pequeño indicio como paradigma científico, subrayar el papel de lo particular...
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