Aguilero

Rutas de esperanzas. José Gerardo- Comarca Lagunera. Noviembre del 2012.
“La Pedagogía del Oprimido, deja de ser del oprimido y pasa a ser pedagogía de los hombres en proceso de permanente liberación”.
Paulo Freire.
“No es que sean tragones, sucede que cargan con hambruna arcaica; que no es lo mismo”: así definía a los estudiantes normalistas campesinos, mi maestro de maestros, el veracruzanoAgustín Espinosa, acá en el norte centro en la Normal de Aguilera, Durango. Ese hombre sabio cuyas clases del Español, en alta y fina didáctica, era un parafraseo para convertirlo en aprendizaje útil y puntual, de los sentimientos retacados de necesidades que llevaba consigo la juventud normalista. Cuánta verdad decía Espinosa, porque de ayer hasta el presente, cada pliego de peticiones por lo queluchan los normalistas rurales y que les causan represiones, de año en año y de década en década con estragos a su naturaleza física y que cada vez, siempre será encabezado, invariablemente, por la demanda del aumento a la ración alimenticia.
Percibo que luego de un nacimiento esperanzador durante los años veinte del siglo pasado, las normales rurales nadan a contracorriente desde entonces.Cárdenas, el general, cuando ya no fue presidente, desprotegida quedó la patria y dejó huérfano al normalismo y, desamparada la educación socialista, misma que impulsaban los grandes maestros, como Espinosa, en aulas y estancieros de las normales rurales mexicanas. Las muchachas y los muchachos provenientes de llanos, valles y montañas de la campiña de México, han mitigado su hambre en los interioresde su “alma mater”. Con ese cobijo, abren rutas de esperanzas para darle fuerza a la entraña familiar, esencia para el desarrollo social, conducidos por catedráticos comprometidos, toda vía ahora, con enseñanza de la casi extinta Escuela Rural Mexicana. Así, resuelto el sustento al cuerpo, con medianía, se fortalece la mente encargada a la vez de alimentar al espíritu. De esa manera lo hacía miprofesor Espinosa, formador de lectores, con ingenioso método científico simple. Algo de esto hacía, diciendo: “Si quieren conocer esencia de la Revolución Mexicana, ahora mismo leerán <México Insurgente> del portlandés John Reed…luego platicamos”. Significa que: los grandes maestros de las normales para estudiantes del campo entrelazan el pasado de fuerza para amasar el presente debido ynecesario. Qué didáctica, tan extraordinaria, se da como mágica simbiosis por la unidad de una juventud humilde al máximo, disponible para desbordes y, una cátedra sustancial y visionaria. Se educa enfrentando asuntos vivenciales, de inmediato. “Pedagogía del Oprimido” seguirá siendo, por siempre, talante de las aulas normalistas. Como se refiere, Paulo Freire, sobre la dicotomía de opresores yoprimidos, en que los explotados deben educarse para liberarse. Aduciendo, su frase, sobre la posición del rumbo progresista que sostenía Ernesto Guevara: “Toda acción revolucionaria necesita una teoría revolucionaria”. En principio se incluye a la educación como el paso primario y posterior de toda revolución. Agregaría el Che: “…si es verdadera…”.
En cierta ocasión, calzado ya de profesor rural,cuando hacía, junto a mis camaradas, un necesario descanso del trajín desenfrenado de nuestro activismo académico y político, alguien lanzó pregunta al colectivo que se encontraba en agradable convivencia, abundando mayoría de maestros rurales egresados de diversas escuelas del país:
* ¿Cuál ha sido la mejor escuela que les ha dado la vida?
* Mi escuela normal rural. Porque me amortiguónecesidad del cuerpo y me enseñó a sembrar nutrientes para elevar el alma. Ahí encontré conocimientos de ciencia y libertad. Me enseñó a ser solidario y cultivar el amor. Me dio integridad. Todo eso lo aplico en las otras escuelas: la del aula, la de la familia, la de la calle-dijo con enjundia y orgullo, mi gran amigo, el profesor Armando Valenzuela, egresado, en los años sesenta, de la Normal...