Agustín joseph de torres

Agustín Joseph de Torres: vocación y paciencia Por: Markhö Berwinor Tölkien

Había pensado erróneamente durante gran parte de mi vida que los profesores se enfrentaban a pésimas condiciones laborales a medida que el siglo iba avanzando y las nuevas formas de gobierno simplemente los desplazaban a un costado, pero ahora me doy cuenta de que ser profesor es cuestión de vocación y sobre todo unaprofesión desinteresada. De la mano de tres autores e investigadores perspicaces e incansables en alcanzar esta recopilación de cartas y fragmentos desperdigados por más de doscientos años de historia patria, nos vamos adentrando cada vez más en la vida de la capital colombiana y vemos de una manera cruda y directa como se empezó a gestar esta bella profesión de ensañar, y como para todos nosotrosel nombre de Agustín Joseph de Torres sea un nombre “común y corriente”, un nombre que pasa desapercibido en la historia colombiana como uno más de los muchos que deambularon por la antigua capital de la nueva granada, pero que al terminar de leer este libro nos deja con una perspectiva diferente de cómo una persona “común y corriente” puede llegar a hacer grandes proezas por los demás. Elmencionado señor no tiene un registro fotográfico o al menos una biografía que lo identifique como legítimo colono, no se encuentran registros (gráficos o textuales en la red o en libros) de su fecha de nacimiento ni mucho menos de su deceso, algo que la verdad me dejó pensativo en cuanto al tema, en fin. Este honorable señor, Don Agustín Joseph de Torres, el cuarto maestro público de la escuela de sanCarlos de Santafé de Bogotá, fue un hombre que vivió, como muchos, en la total pobreza, a la sombra de su majestad, pero para empezar vayamos un poco más atrás y observemos las imágenes de maestro que empiezan a pulular de la vida cotidiana en Santafé colonial para llegar a entrever finalmente la labor que este señor hizo por los primeros capitalinos. Siguiendo el rastro Los autores encuentranfragmentos de cartas y registros que nos esbozan como fue el inicio de la labor docente en Colombia, vemos como los primeros profesores fueron nada más ni nada menos que lo que llamaríamos hoy en dia: indigentes. Si, puede sonar extraño e imposible, pero es cierto. Los primeros profesores fueron personas que salieron de las calles, personas marginadas que empezaron a ganarse la vida pidiendo migajas(nada alejado de la actualidad), pero la Imagen que nos surge inmediatamente a medida que vamos leyendo el trabajo, es la de un individuo oportunista y picaresco que se aprovecha de su malicia para embaucar. Las oportunidades laborales no abundaban, quienes más dinero lograban abarcar eran los sacerdotes, el juez, el corregidor y el gobernador sin mencionar a los fiscales, al arzobispo y porsupuesto el virrey, pero ahí ya estamos hablando de una jerarquía distinta e inalcanzable para un colono común. Volviendo al tema, estos picaros empezaron a ver en la mendicidad una salida, cuando se prohibió este medio pasaron al siguiente nivel: pedir a cambio de.

Algunos abusando de sus facilidades para envolver a la gente, dijeron saber leer, dijeron saber contar, dijeron saber escribir… acambio de una vela de cebo, un huevo o un pedazo de pan. Es un tanto deprimente que desde el mismísimo instante en que empieza a florecer la profesión, estemos siendo enviados a un estado fálico, carente de buenas condiciones para ejercer, ya que así como habían muchos que no sabían ni lo que hacían, entre estos vagos habían muchos que realmente lograban transmitir algo de conocimiento, pero el estigmalos seguía por doquier haciendo que su Imagen inicial quede resumida a esa de una ser que solo entrega para recibir, tristemente esa es la primera Imagen de maestro que surge hasta el momento, un individuo que transmite poco para recibir poco. Luego viene un giro que favorecerá un poco, a largo plazo, a los maestros. El 26 de julio de 1789 se implementan una serie de reglas civiles para empezar...