Ahí Queda Dicho.

Madrugas, te despiertas a nosecuál hora de la mañana con la mente despejada para estudiar un maldito examen, para ir a trabajar, para llevar a los peques al cole y te das cuenta que aquello quetenías ya no podrás volver a tenerlo. Yo, con mis 16 otoños, me percato de todo esto. De que poco a poco las cosas que tenía y me gustaban se alejan, y para no volver. Buscar las birutitas de chocolateentre los copos de cereales, pedirle a papá cierta cosa un número ilimitado de veces con una voz algo quejosa hasta que te la da y sales corriendo con una sonrisa, orgulloso de ti misma(o) por conseguiraquello que te propones, reclamar mimos a mamá y que ella te los de sin poner alguna pega por delante, ver los dibujos en el sillón más cómodo de casa con una manta por encima sin tener nada quehacer...
Tal vez, y solo tal vez me esté dando cuenta de que crecer no está tan bien como la mayoría pensamos. Al menos, yo echo de menos las nanas de mi madre, los cuentos para no dormir, aquellostantísimos estúpidos elefantes que se reunían a fumar cigarrillos y a contarse sus vidas o sabe dios que hacían todos en la tela de una araña, echo de menos que me arropen por la noche, que me den un pequeñobeso en la frente y me deseen dulces sueños. Echo de menos que me solo ella, mi madre, me despierte por las mañanas con una voz dulce, con el cola-cao calentito encima de la mesa, mamá, la que mecalentaba la ropa y la ponía en el brasero para quitarle el frío y la humedad de aquellas mañanas y que no pasase frío... Echo de menos saltar a los brazos de mi padre después de un largo día sin verle,que me suba a sus hombros en medio de una multitud en la cual era fácil perderse... Y es así como me siento yo. Perdida. Algo despistada. Bastante lejos de aquí. Me estoy perdiendo en mí misma,pensando que este mundo es caótico, demasiado grande, demasiado injusto, demasiado "malo" y tengo miedo porque papá ya no puede subirme a sus hombros para poder ver lo que se encamina apresuradamente...