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Ganas de
trabajar
LA HISTORIA
DE AJE
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Ganas de trabajar
A JE
Ganas de
trabajar
LA HISTORIA
DE AJE
Los Añaños 12
¿Pueden los sueños hacerse realidad?
17
Comprometidos con el Perú 20
Tierra de oportunidades 22
Compartir y agradecer 24
¿Es posible hacer empresa en familia?
27
El cimiento familiar del desarrollo 30
Ganas de trabajar 31
Sí se puede 32Un trabajo en equipo 34
El respeto como fundamento 35
¿Existen claves para competir? 37
Una cultura organizacional 40
La importancia de confiar y ser confiable 40
La audacia 41
Al alcance de todos 42
La oferta de AJE 43
Hecho a la medida 44
Dando más de lo que se recibe 47
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San Miguel, La Mar.
La cuidad natal de los Añaños,
en Ayacucho.
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La familia Añaños, año 1974.
Mirtha, Vicky, Eduardo, Carlos,
Jorge, Arturo, Ángel, Álvaro.
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La primera planta de refrescos en Ayacucho.
Producción con las primeras máquinas.
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Kola Real.
Las bebidas producidas por los Añaños
llegan a todos los rincones del país,
siempre “a precio justo”.
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Kola Real en movimiento.
AJE y su contribución en un corso
en Trujillo en 1997.
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Vaciado del techo de la nueva
planta de Lima.
Ángel colocando un arreglo floral en
la bendición de la planta, año 1996.
Una nueva planta de Ayacucho.
Mirtha y Álvaro en la inauguración,
año 1996.
La nueva fábrica en Huancayo.
Eduardo y Mirtha en lainauguración,
año 2000.
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Los Añaños.
Arturo, Eduardo, Jorge, Mirtha, Ángel, Álvaro,
Vicky y Jorge en Lima, año 1995.
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Los Añaños
Mario Vargas Llosa
Tomado del diario español El País, domingo 16 de noviembre de 2003.
El nombre es difícil de memorizar y ese par de eñes crean serios problemas
fonéticos a losextranjeros, pero vale la pena hacer el esfuerzo de recordarlo
porque la extraordinaria historia de la familia Añaños –que parece vivida para
ilustrar las ideas que promovemos los liberales– debe ser divulgada como
un ejemplo de lo bien que le podría ir a América Latina si los “perfectos idiotas
latinoamericanos” la imitaran en vez de gastar sus energías manifestándose
contra la globalización oamenazando, a la manera del boliviano Evo Morales,
con aniquilar a la cultura occidental, dos maneras de perder el tiempo equi
valentes a escupir a la luna o protestar contra la ley de gravedad.
Hace tiempo que quería escribir sobre la hazaña de esa familia de modestos
ayacuchanos, pero me faltaba conocer muchos detalles de su trayectoria, lo
que esta semana he subsanado gracias a ‘TheEconomist’, que le ha dedicado un
artículo, y, sobre todo, al excelente reportaje de David Luhnow y Chad Terhune,
en ‘The Wall Street Journal’ (27 de octubre, 2003), de quienes me he prestado
muchos datos.
Eduardo y Mirta Añaños tenían una pequeña chacra en la ladera oriental de
los Andes, en el interior de Ayacucho, el empobrecido departamento donde nació
Sendero Luminoso –la región peruana que mássufrió en muertos y desapare
cidos y en daños materiales los años del terror–, que fue asaltada y devastada por
un destacamento revolucionario. La pareja y sus hijos escaparon, ilesos, pero, en
vez de huir hacia la costa como hicieron decenas de millares de familias campe
sinas y de clase media, se refugiaron en su pequeña vivienda de la ciudad de
Ayacucho, dispuestos a sobrevivir con el sudorde su frente.
¿Cómo ganarse la vida en esa tierra asolada por el terrorismo y el contra
terrorismo que de ser pobre pasó en los años ochenta a miserable, con millares
de desocupados y marginales mendigando por las calles? Los Añaños estudiaron
el entorno y advirtieron que, debido a las acciones terroristas, los ayacuchanos
se habían quedado sin bebidas gaseosas. Los camiones de Coca...
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