Al Capone acudía al Casino Agua Caliente de Tijuana
En lo personal, nunca me ha gustado hablar de policías, se me hace de mal gusto, pero se me figura que a Valente Quintana, a Leandro Sánchez Salazar y aJoaquín Aguilar Robles, entre otros, no los han honrado como merecen. Todos sus actos son para película de acción. ¡Qué tiempos aquellos! Hay personajes que merecen serdistinguidos. Uno es Valente Quintana, su fama nació y creció pero poco se ha hablado de cuando estuvo a punto de detener al que minutos más tarde se convirtió en el asesino deÁlvaro Obregón, aunque después lo detuvieron. Siendo joven, tuvo olfato para estar frente a la casa del candidato a presidente, tal vez lo llevó la suerte. Es seguro queQuintana vio a Francisco León Toral, antes de que se fuera al encuentro con su destino, al restaurante La Bombilla en San Ángel, y aunque Quintana apenas iniciaba suprofesión, ya tenía el talento porque supo leer el futuro e incluso avisó, algunos archivos así lo prueban, eran tiempos de Plutarco Elías Calles (1924-1928). Después, Quintanale entregó una carta al presidente de la república, a Emilio Portes Gil como presidente (1928-1930), de parte de la llamada Liga Defensora de la Libertad Religiosa yademás le avisó que no se subiera al tren presidencial que saldría de Tampico, porque los mismos que ordenaron la muerte de Obregón iban a dinamitarlo. El presidente loescuchó, se subió, y dinamitaron el tren. Se salvó porque le hizo caso al joven Valente Quintana, se fue hasta la parte de atrás, junto con el Secretario de Guerra y Marina.
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